Los datos surgen del estudio “Estimación del consumo y producción de biomasa forestal con fines energéticos – Octubre 2025”, presentado por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). El 57% de ese volumen corresponde al sector industrial, el 28,8% al sector residencial, y el 14,2% restante se destina al carbón vegetal.
Fuente: MOPC
PARAGUAY (8/11/2025).- El Viceministerio de Minas y Energía, dependiente del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Mauricio Bejarano, presentó los resultados del estudio “Estimación del consumo y producción de biomasa forestal con fines energéticos – Octubre 2025”, que ofrece un panorama actualizado sobre la utilización de la biomasa en el país y plantea estrategias orientadas a fortalecer su sostenibilidad y aprovechamiento futuro.
La biomasa es una de las fuentes de energía renovable más confiable, puede renovarse constantemente y almacenarse, lo que facilita la generación térmica y eléctrica.
También protege el ambiente, genera puestos de trabajo, reduce la emisión de gases de efecto invernadero, convierte residuos en recursos, moviliza inversiones y promueve nuevos negocios. Sin embargo, en el país, la hidroelectricidad sigue siendo la única fuente energética renovable y sostenible, mientras que la biomasa, aunque es renovable, no siempre se maneja de manera sostenible.
En el país, el uso de fuentes de Energía Renovables No Convencionales (ERNC) es imperceptible, apenas algunas pocas plantas de energía solar y de biogás, en determinados sectores de la agroindustria. No se registra la existencia de Pequeñas Centrales Hidroeléctricas (PCH). Con la entrada en funcionamiento de la planta de pulpa de papel, en el norte del país, la biomasa podría asumir un rol importante entre las ERNC1.
Según el reciente informe, el consumo total de biomasa en Paraguay asciende a 6,2 millones de toneladas por año. El 57% de ese volumen corresponde al sector industrial, el 28,8% al sector residencial, y el 14,2% restante se destina al carbón vegetal.

En cuanto al origen del recurso, el 53,6% proviene de bosques nativos, el 31,3% de plantaciones forestales y el 15% de biomasa no forestal, como residuos agrícolas y subproductos industriales.
Entre los principales subsectores consumidores se destacan la producción de etanol, el secado de granos, la industria azucarera, las cerámicas y olerías, y la producción de cal viva, todos con un uso intensivo tanto de biomasa forestal como no forestal.

La leña sigue siendo el energético dominante
El estudio- eleborado con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)- confirma que la leña continúa siendo uno de los energéticos más utilizados en el país, debido principalmente a su bajo costo en comparación con otras fuentes de energía.
Su uso se mantiene especialmente elevado en el sector industrial, donde representa una parte significativa del consumo total de energía.
No obstante, se observa una tendencia creciente hacia la utilización de especies provenientes de plantaciones forestales, en particular Eucalyptus spp. y sus clones.
Este cambio contribuye a reducir la presión sobre los bosques nativos y, con ello, la deforestación, además de promover una oferta más sostenible de biomasa.
Aun así, el documento señala la existencia de un importante déficit en materia de sostenibilidad dentro de la producción forestal con fines energéticos. El desafío radica en mejorar las prácticas de manejo y establecer mecanismos efectivos de control y certificación del uso del recurso, garantizando su trazabilidad y origen responsable.

Estrategias para una biomasa sostenible
El informe advierte que, dadas las condiciones actuales, la sustitución de la biomasa por otras fuentes energéticas en el corto o mediano plazo resulta poco viable, especialmente en el sector industrial. Por ello, plantea dos líneas estratégicas principales para asegurar la sostenibilidad del recurso.
La primera consiste en aumentar la base forestal energética mediante la reactivación del proyecto de plantaciones forestales energéticas, diseñado en 2017 con apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y el Fondo Verde para el Clima.
Esta iniciativa busca incrementar la disponibilidad de biomasa proveniente de fuentes renovables, reduciendo así la presión sobre los bosques nativos.
La segunda línea propone implementar regímenes de certificación y control del uso de biomasa en el sector industrial, conforme a los Decretos 4056/15 y 1788/24, cuya puesta en marcha está prevista para 2026.
Estos mecanismos permitirán garantizar que la biomasa utilizada provenga de fuentes sostenibles y cumpla con criterios ambientales y productivos definidos por el Estado.
Un recurso forestal para la matriz energética nacional
El estudio concluye que la biomasa seguirá desempeñando un papel central en la matriz energética del país, tanto en el sector industrial como residencial. Su disponibilidad, bajo costo y versatilidad la mantienen como una fuente energética esencial para el desarrollo económico.
Sin embargo, el informe subraya la necesidad de fortalecer la sostenibilidad del sistema de producción y consumo, con políticas públicas que incentiven la forestación, la certificación y el uso responsable del recurso.
De esta manera, Paraguay podría consolidar un modelo de bioenergía sostenible, capaz de combinar seguridad energética, desarrollo rural y protección ambiental.



