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El Gran Chaco Americano: la dicotomía entre un territorio de resiliencia climática y migraciones ambientales

Según Marcela Zamora, bióloga de NATIVA Bolivia, el ecosistema chaqueño actúa como un amortiguamiento climático y es vital mantenerlo para mitigar impactos y sostener sistemas de vida locales, sin embargo, presenta un importante desplazamiento de sus poblaciones a consecuencia del cambio climático.

 

Fuente: Redes Chaco

 

AGENTINA (25/10/2025).- La región Gran Chaco Americano -que comparte Argentina, Bolivia, Paraguay y parte de Brasil- alberga un bioma que reúne grandes retos ambientales y sociales, enfrenta la baja disponibilidad de agua, las sequías y la degradación de sus ecosistemas, acentuados por el cambio climático y la deforestación.

Esta es una de las regiones más vulnerables de América Latina y el mundo. Aun así, conserva una vasta masa boscosa que lo posiciona como una fuente de resiliencia climática para casi 9 millones de habitantes.

¿Qué mecanismos se están desarrollando y cuáles son las sugerencias y recomendaciones del estudio de Migraciones Ambientales del Gran Chaco Americano?

La región de clima árido con el bosque seco subtropical más grande del mundo y temperaturas que superan los 40°C.

Aun así, el bioma conserva una vasta masa boscosa que lo posiciona como una fuente de resiliencia climática para casi 9 millones de habitantes en más de un millón de kilómetros cuadrados, y representa a una de las mayores masas boscosas de América Latina, la segunda del mundo, luego de la Amazonia, explica Marcela Zamora, bióloga y responsable de Chaco en la organización NATIVA de Bolivia, el Gran Chaco Americano.

“El ecosistema del bioma chaqueño cumple un rol clave: cuando está sano y en equilibrio, actúa como un verdadero amortiguador frente al cambio climático. Conservarlo es vital, porque sus bienes y servicios ambientales ayudan a mitigar los impactos y a sostener los sistemas de vida locales, fortaleciendo así la resiliencia climática.”

Sin embargo, pese a la gran capacidad de resiliencia que tiene la región, dentro de su estructura y tejido social enfrenta niveles importantes de movilidad humana y desplazamientos forzados de personas, sobre todo jóvenes, a consecuencia de los eventos climáticos. Esta fue una preocupación abordada en el 6º Encuentro Mundial del Gran Chaco Americano (EMCHA) desarrollado a inicios de octubre en Paraguay.

“Quedó claro la necesidad de capacitación sobre temas de gestión de riesgos porque las comunidades conocen muy bien su territorio frente a esos cambios que genera el cambio climático y que deben adaptarse. En base a la investigación de Migraciones Ambientales en distintas comunidades fue importante difundir los resultados y la necesidad de articularse más en cuanto región, documentar los impactos para incidir en políticas públicas”, sostuvo Erika Pires Ramos, Fundadora e Investigadora Senior sobre Cambio Climático y Desastres de la red RESAMA y coordinadora de la Mesa de Gestión de Riesgo en el EMCHA 2025.

El estudio “Migraciones Ambientales en el Gran Chaco Americano”, impulsado por organizaciones que hacen a Redes Chaco y financiado por MIUX, entrevistó a más de 200 personas, recorriendo más de 3.700 kilómetros en 44 comunidades y 19 etnias distintas, involucrando a 11 organizaciones e instituciones en el territorio.

Los principales factores ambientales que impulsan la migración en el Gran Chaco incluyen fenómenos extremos como sequías e inundaciones, además de la degradación ambiental progresiva.

Estos factores afectan de manera desproporcionada a los pueblos indígenas y comunidades rurales, exacerbando su vulnerabilidad debido a su dependencia directa de los recursos naturales y su limitado acceso a servicios e infraestructura.

La dependencia de las poblaciones sobre los recursos naturales y su acceso limitado a servicios básicos los hacen especialmente susceptibles a los impactos del cambio climático y la degradación ambiental. Por lo tanto, las políticas y estrategias diseñadas para abordar las migraciones ambientales deben tener en cuenta estas desigualdades y priorizar la protección de sus derechos y necesidades.

Acción, conocimiento y cooperación para fortalecer la resiliencia chaqueña

En este sentido, el territorio chaqueño no solo aporta a la resiliencia climática por sus características climáticas y ambientales, sino también por las acciones y estrategias de desarrollo que las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el territorio han sabido implementar de manera colaborativa y transnacional, a partir de iniciativas impulsadas por Redes Chaco.

“Por una parte, se fortalecen las capacidades de adaptación de las comunidades y organizaciones a través de la generación de información climática, el monitoreo en el territorio y el mayor acceso a datos, lo que fortalece las capacidades adaptativas”, agrega Zamora.

“Por otra parte, la diversificación productiva —hacer que los apicultores sean ganaderos o viceversa, que las mujeres retomen el tema de la artesanía— permite la participación local y la generación de mayores estrategias adaptativas. Eso reduce la vulnerabilidad climática”, afirmó la bióloga.

Esto responde a una de las recomendaciones y estrategias que el estudio de Migraciones Ambientales aborda: “Implementar prácticas agrícolas sostenibles, gestionar adecuadamente los recursos hídricos y fomentar fuentes de ingresos alternativas que reduzcan la dependencia de los recursos naturales y, sobre todo, el compromiso real de liderazgo, planificación y recursos de los gobiernos”, citan las conclusiones.

La participación activa de las comunidades locales en la toma de decisiones es esencial. Su conocimiento tradicional y su experiencia en el manejo de los recursos naturales los convierten en actores clave en la búsqueda de soluciones sostenibles.

Asimismo, la cooperación regional entre países vecinos es fundamental, ya que las migraciones no conocen fronteras y requieren una respuesta coordinada y colaborativa.

“Las poblaciones entienden que estos temas deben ser abordados de una forma más amplia entre los tres países. Ahora las poblaciones comprenden cómo estos factores impactan a las movilidades y que necesitan fortalecer sus capacidades para saber cómo enfrentarse a esos nuevos escenarios”, culmina Erika Pires Ramos.

La sensibilización y la educación son herramientas poderosas para empoderar a las comunidades y promover cambios positivos. Es crucial concienciar sobre los riesgos ambientales y climáticos, así como promover la adopción de prácticas sostenibles que protejan nuestro entorno y garanticen la seguridad y el bienestar de todos.

Para Liliana Paniagua, secretaria Ejecutiva de Redes Chaco en Argentina, este estudio, los lineamientos políticos y las recomendaciones reconfiguran una nueva estrategia de política pública y privada para impulsar en el Gran Chaco con el objetivo de minimizar los impactos.

“El compromiso de Redes Chaco y de nuestras organizaciones es que en cada proyecto que nosotros vinculemos, potenciemos, gestionemos y transversalicemos el tema de migraciones y desplazamientos ambientales, que es una realidad y viene sucediendo.”

La agricultura regenerativa, junto con el fortalecimiento de la gobernanza ambiental y la participación activa de las comunidades locales e indígenas, son pilares fundamentales para promover la salud del suelo, la resiliencia climática y la recuperación de los ecosistemas degradados en el Gran Chaco.

A ello se suma la aplicación efectiva de las leyes y marcos regulatorios para proteger los derechos territoriales bajo un enfoque integrado que equilibre el desarrollo económico con la conservación ecológica y la equidad social, abordando las múltiples dimensiones de la vulnerabilidad regional.

 

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