Los seres humanos corren el riesgo de sufrir un golpe de calor cuando la temperatura supera los 35 °C. En esa situación, la combinación de calor y humedad puede comprometer la capacidad del cuerpo humano para enfriarse por medio del sudor, lo que aumenta el riesgo de golpe de calor. “A medida que el calor extremo se convierte en la nueva normalidad, el enfriamiento se está volviendo esencial para proteger la salud, los empleos, los suministros de alimentos e incluso la infraestructura”, sostiene Martin Krause, director de la División de Cambio Climáticodel PNUMA.
Fuente: PNUMA-ONU
AMÉRICA LATINA Y ARGENTINA (5/8/2025).- Cuando una ola de calor envolvió a Europa a principios de julio de 2025, hizo algo más que causar días insufribles y noches empapadas de sudor. Las temperaturas abrasadoras, que alcanzaron los 45 °C en algunos lugares, provocaron la muerte de más de 2.300 personas en 12 países, según un nuevo estudio del Imperial College de Londres. La mayoría de esas personas, según dicho estudio, habrían sobrevivido de no ser por el cambio climático.
El informe subraya lo que las y los especialistas denominan la creciente amenaza del calor extremo. Las temperaturas supercargadas, relativamente raras en otros tiempos, se están volviendo más comunes a medida que la humanidad bombea gases de efecto invernadero a la atmósfera, potenciando la crisis climática y dejando a ciudadanías y urbanitas desde Toronto hasta Delhi en un estado de desesperación por escapar del calor.
“La realidad es que nuestro planeta está hirviendo”, menciona Martin Krause, director de la División de Cambio Climático del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). “A medida que el calor extremo se convierte en la nueva normalidad, el enfriamiento se está volviendo esencial para proteger la salud, los empleos, los suministros de alimentos e incluso la infraestructura”.
Si el mundo no reacciona ante el calor extremo ños resultados podrían ser desastrosos. El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024 del PNUMA concluyó que el mundo está en camino de sobrecalentarse por entre 2,6 °C y 3,1 °C este siglo. Si esto sucede, las olas de calor se volverán mucho más intensas y frecuentes, determinó un destacado panel de la comunidad científica del clima.
“Incluso si logramos evitar semejante destino y frenamos el calentamiento, aún así necesitaremos ecologizar la industria de la refrigeración si queremos hacer que las condiciones sean habitables para miles de millones de personas en todo el mundo y brindarles un derecho tan básico como el mantenerse frescos”, concluye Krause.
A continuación, el especialista analiza en detalle el calor extremo y cómo enfrentarlo.
¿Qué es exactamente el calor extremo?
La frase generalmente describe temperaturas muy por encima de lo normal para un lugar determinado. Por ende, un día de 0 °C en medio de un invierno antártico se consideraría extremo.
Pero para los humanos, el verdadero peligro surge cuando la llamada temperatura de bulbo húmedo o temperatura húmeda se acerca a los 35 °C. Las lecturas de bulbo húmedo combinan calor y humedad en un solo valor.
A partir de los 35 °C, las temperaturas húmedas pueden comprometer la capacidad del cuerpo humano para enfriarse mediante la sudoración. Esto aumenta los riesgos de golpe de calor, que en casos extremos puede causar insuficiencia orgánica y la muerte.
Entre 2000 y 2019, casi 500,000 personas fallecieron anualmente por dolencias relacionadas con el calor.
¿Qué está impulsando este calor extremo?
En pocas palabras, la humanidad. Desde los albores de la Revolución Industrial, la humanidad ha estado quemando combustibles fósiles y llenando la atmósfera de gases de efecto invernadero, lo que ha hecho que la temperatura media mundial suba 1,2 °C.
Puede que no parezca gran cosa, pero es suficiente para desequilibrar los delicados sistemas climáticos y volver más comunes las olas de calor. Por ejemplo, dos investigaciones sugieren que el cambio climático incrementó 100 veces la probabilidad de ocurrencia de una ola de calor mortal en el Mediterráneo en 2023.
Si el mundo se está calentando, ¿por qué no simplemente instalamos más y más acondicionadores de aire?
Hay tres problemas con esto. En primer lugar, miles de millones de personas en todo el mundo no se pueden dar el lujo de comprar y operar acondicionadores de aire; para dichas personas, ese tipo de enfriamiento es un “sueño lejano”, en palabras de Krause, el experto del PNUMA.
En segundo lugar, los acondicionadores de aire son voraces consumidores de electricidad, que en casi todas partes aún se genera por la quema de combustibles fósiles, lo que atiza el cambio climático.
Finalmente, muchas clases de equipos de enfriamiento, como refrigeradores y acondicionadores de aire, funcionan con hidrofluorocarbonos, gases sintéticos que son poderosos contaminantes climáticos. Algunos calientan el planeta casi 4.000 veces más durante un período de 20 años que el dióxido de carbono.
Sin cambios importantes, para 2050 el 10 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero provendrán de equipos de enfriamiento.
“El enfriamiento es esencial para la salud y el bienestar de miles de millones” de personas, dice Krause. “La ironía es que, en este momento, como los sistemas actuales de enfriamiento son altamente contaminantes y consumen mucha energía, están empeorando el problema de calor extremo, perpetuando un círculo vicioso”.
Si el aire acondicionado es problemático, ¿qué pueden hacer los países para contrarrestar el calor extremo?
Existen diversas acciones que los gobiernos pueden realizar para reducir los riesgos de calor en sus países y comunidades rurales mientras protegen a sus poblaciones, incluyendo las más vulnerables, del calor abrasador.
Para bajar las temperaturas, el funcionariado puede:
- · promover estrategias de enfriamiento pasivo, especialmente aquellas que involucran a la naturaleza, como plantar árboles; planificar espacios verdes en las zonas urbanas, realizar obras civiles que incluyan zonas verdes y mitiguen el calor
- · promulgar normas de planificación urbana para que las carreteras, los edificios y otras infraestructuras disipen el calor en lugar de concentrarlo, como suelen hacer al momento; y
- · acelerar los esfuerzos para eliminar los combustibles fósiles y reducir rápidamente el uso de refrigerantes que calientan el planeta.
Para reducir las enfermedades y muertes relacionadas con el calor, los países pueden:
- · establecer sistemas de alerta temprana que adviertan a sus residentes sobre inminentes olas de calor;
- · reforzar los sistemas sanitarios y poner en marcha planes de acción para contrarrestar los riesgos del calor extremo relacionados con la salud;
- · ampliar sus programas de enfriamiento y refrigeración sostenibles;
- · desarrollar y hacer cumplir reglas que protejan a su fuerza laboral, especialmente a quienes trabajan al aire libre, de las altas temperaturas; y
- · reforzar la infraestructura crítica, incluyendo centrales eléctricas, hospitales y escuelas, contra el aumento de las temperaturas.
¿Qué es la refrigeración pasiva o enfriamiento pasivo?
Es una forma de disminuir las temperaturas y limitar la necesidad de aire acondicionado. Algunas técnicas incluyen plantar árboles para dar sombra a las casas, diseñar las calles de la ciudad para que canalicen la brisa, mejorar el aislamiento térmico de las casas para que requieran menos aire acondicionado y pintar los techos de blanco para que reflejen los rayos del sol.
A la comunidad de especialistas le encantan este tipo de soluciones porque son efectivas, económicas y capaces de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 1.300 millones de toneladas para 2050. Eso equivale a sacar casi 290 millones de automóviles de circulación.
¿Qué están haciendo las Naciones Unidas con respecto al calor extremo?
En 2024, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamado a los países a que unieran fuerzas para evitar que el planeta se convirtiera en “un sauna”.
Como parte de este impulso, 10 entidades de la ONU, incluyendo al PNUMA, han estado coordinando labores sobre el calor extremo, realizando investigaciones científicas, desarrollando mejores prácticas, y ayudando a los países a implementar políticas relacionadas con métodos de enfriamiento, incluyendo muchos de los enumerados anteriormente.
Por ejemplo, la Cool Coalition, dirigida por el PNUMA, está fomentando la innovación y el intercambio de conocimientos, al tiempo que ayuda a los países a implementar soluciones prácticas para el enfriamiento sostenible
¿Qué pasa si el mundo no reacciona ante el calor extremo?
Los resultados podrían ser desastrosos. El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024 del PNUMA concluyó que el mundo está en camino de sobrecalentarse por entre 2,6 °C y 3,1 °C este siglo. Si esto sucede, las olas de calor se volverán mucho más intensas y frecuentes, determinó un destacado panel de la comunidad científica del clima.
“Incluso si logramos evitar semejante destino y frenamos el calentamiento, aún así necesitaremos ecologizar la industria de la refrigeración si queremos hacer que las condiciones sean habitables para miles de millones de personas en todo el mundo y brindarles un derecho tan básico como el mantenerse frescos”, concluye Krause.