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Misiones | Guardaparques exponen debilidades en el sistema provincial de áreas protegidas: “Falta personal, recursos y planificación en la conservación”

El grupo Guardaparques en Peligro manifiesta una profunda preocupación por el rumbo actual del Ministerio de Ecología de Misiones. Señalan una inactividad creciente en los últimos meses, que interpretan como una complicidad involuntaria con los infractores ambientales. Además, critican la reiterada acefalía institucional que afecta al sistema de áreas protegidas cada pocos años, generando retrocesos administrativos y pérdida de capacidad operativa en el territorio.

 

Por Patricia Escobar

@argentinaforest

 

MISIONES (30/6/2025).- En la provincia de Misiones, Capital Nacional de la Biodiversidad y hogar de casi 600.000 hectáreas de áreas naturales protegidas, la tarea de conservación enfrenta una crisis silenciosa pero alarmante, según exponen los propios guardaparques provinciales.

“Con apenas 130 guardaparques provinciales para cubrir más de medio millón de hectáreas, la relación actual es de un agente cada 3.600 hectáreas, una cifra muy por debajo de los estándares internacionales recomendados por la UICN, que sugiere un mínimo de un guardaparque cada 500 hectáreas”, indicaron en un documento publicado por el colectivo de Guardaparques en Peligro.

 

Diagnóstico: un sistema que resiste con esfuerzo humano

El colectivo de agentes públicos activos del Cuerpo de Guardaparques de Misiones, emitió un documento que visibiliza un “estado crítico” del Sistema de Áreas Naturales Protegidas (SANP).

Denuncian una grave falta de personal, precariedad en el equipamiento, déficit de infraestructura y condiciones laborales inadecuadas. “El sistema funciona gracias al compromiso y vocación de sus agentes, no por una estructura estatal eficiente”, sostienen desde el grupo.

Y advierten que, lejos de tratarse de privilegios, sus reclamos son necesidades básicas y urgentes para garantizar la conservación de un territorio biodiverso que es orgullo nacional y patrimonio natural.

Además de la sobrecarga de hectáreas por agente, hay factores agravantes: francos, licencias, áreas sin personal asignado, y una alarmante rotación o vacancia de cargos directivos.

Esta situación genera, según denuncian, una inactividad que favorece a los infractores ambientales, como cazadores furtivos y desmontes ilegales.

Relato y realidad

Para el colectivo Guardaparques en Peligro, pese al discurso oficial ambientalista que posiciona a Misiones en el podio de la conservación latinoamericana, los datos revelan una gran paradoja: hay un solo guardaparque provincial cada 10.000 habitantes, lo que representa 0,1 agentes cada 100.000 personas, en contraste con:

  • 854 agentes de seguridad (policías y penitenciarios) cada 100.000 habitantes,
  • 2.747 docentes cada 100.000 habitantes,
  • 202 médicos cada 100.000 habitantes.

La desconexión entre el relato ambiental y los recursos destinados a la conservación es evidente. “Tenemos parques sin conectividad, sin radio, sin vehículos, sin combustible, sin uniformes ni herramientas básicas. Mientras tanto, vemos cómo se gestionan burbujas políticas y egos personales por encima de las necesidades del sistema”, denuncian en el documento difundido.

También cuestionan la falta de articulación con actores clave, como la Fundación Vida Silvestre, cuya ausencia en el territorio se hace notar: “Su colaboración sería valiosa en cada parque provincial, donde faltan soluciones concretas y sobran discursos desde cómodas oficinas en Posadas”.

Abandono territorial y retrocesos institucionales

Desde Guardaparques en Peligro manifiestan que existe “una profunda preocupación” por el rumbo actual del Ministerio de Ecología de Misiones. Señalan una inactividad creciente en los últimos meses, que interpretan como una complicidad involuntaria con los infractores ambientales .

Además, critican la reiterada acefalía institucional que afecta al sistema de áreas protegidas cada pocos años, generando retrocesos administrativos y pérdida de capacidad operativa en el territorio.

Denuncian que la cartera ambiental está inmersa en luchas internas de poder, con funcionarios que priorizan el ego personal y construyen “burbujas de gestión” desvinculadas de las urgencias reales de conservación.

Como ejemplo, mencionan el caso del Parque Provincial Piñalito, donde decisiones políticas habrían primado por sobre el cumplimiento de las normativas ambientales vigentes.

Y también lamentan la desarticulación con actores estratégicos, como la Fundación Vida Silvestre.

Desde el colectivo, advierten que el protagonismo mediático de algunos funcionarios no puede reemplazar una gestión institucional seria, participativa y comprometida con la realidad del monte misionero.

Lo que se necesita: propuestas concretas y urgentes

En este escenario, los guardaparques hacen un llamado a las autoridades provinciales a revisar las prioridades de inversión pública. De cara a la discusión del Presupuesto 2026, proponen medidas concretas para fortalecer el Sistema de Áreas Naturales Protegidas:

1.    Duplicar el personal del cuerpo de guardaparques en los próximos años, con una meta inicial de 250 agentes como paso hacia el estándar internacional de la UICN óptimo de 936 para proteger 500 mil hectáreas.

2.    Dotar de equipamiento básico a cada parque: vehículos, radios, combustible, vestimenta, insumos y tecnología de monitoreo.

3.    Fortalecer estructuras institucionales como la Unidad de Gestión del Corredor Verde, el AMIRBY y los Comités de Gestión de la Reserva de Biosfera Yabotí.

4.    Revalorizar el rol del guardaparque profesional, jerarquizando su carrera y salarios, brindando formación continua y garantizando condiciones de trabajo dignas.

5.    Promover una gestión participativa y descentralizada, que evite los personalismos y privilegie el trabajo en red con ONG, universidades, municipios y comunidades locales.

6.    Articular con otros perfiles clave como guardabosques, ingenieros forestales, educadores ambientales y técnicos extensionistas, reconociendo que la conservación es una tarea integral y multidisciplinaria.

En palabras del colectivo: «La conservación no puede seguir siendo gestionada desde la improvisación o el ego. Se necesita planificación, inversión y respeto por quienes, día a día, custodian los últimos remanentes de selva misionera. Cuidar el monte no es solo una tarea romántica: es una responsabilidad urgente con las generaciones futuras.», concluyeron.

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