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A pesar de los avances, el trabajo infantil aún afecta a 138 millones de niños en todo el mundo

Un nuevo informe muestra una reducción de casi el 50 por ciento desde principios de siglo, pero el mundo no logra alcanzar los objetivos de eliminación. Fue publicado en el marco del  Día Mundial contra el Trabajo Infantil y del Día Internacional del Juego, y expuso una cruda realidad: si bien se han logrado avances, a millones de niños todavía se les niega el derecho a aprender, a jugar y simplemente a ser niños.

Fuente: OIT

 

GINEBRA/NUEVA YORK (23/6/2025) – Casi 138 millones de niños estaban empleados en trabajo infantil en 2024, incluidos alrededor de 54 millones en trabajos peligrosos que probablemente pondrían en peligro su salud, seguridad o desarrollo, según nuevas estimaciones publicadas hoy por la OIT y UNICEF.

Los últimos datos muestran una reducción total de más de 22 millones de niños desde 2020, revirtiendo un aumento alarmante entre 2016 y 2020. A pesar de esta tendencia positiva, el mundo no ha alcanzado su objetivo de eliminar el trabajo infantil para 2025.

El informe, titulado Trabajo infantil: estimaciones mundiales para 2024, tendencias y el camino a seguir, fue publicado en el marco del  Día Mundial contra el Trabajo Infantil y del Día Internacional del Juego, y expuso una cruda realidad: si bien se han logrado avances, a millones de niños todavía se les niega el derecho a aprender, a jugar y simplemente a ser niños.

“Las conclusiones del informe ofrece esperanza y demuestra que es posible avanzar. Los niños deben estar en la escuela, no en el trabajo. Los padres deben recibir apoyo y tener acceso a un trabajo decente para que puedan garantizar que sus hijos asistan a las aulas y no vendan productos en mercados ni trabajen en explotaciones agrícolas familiares para ayudar a mantener a sus familias. Pero no debemos dejarnos sorprender; aún queda un largo camino por recorrer para lograr nuestro objetivo de erradicar el trabajo infantil”, declaró el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.

El trabajo rural es el mayor sector con explotación infantil

Según los datos, la agricultura sigue siendo el mayor sector de trabajo infantil, representando el 61 por ciento de todos los casos, seguido de los servicios (27 por ciento), como el trabajo doméstico y la venta de bienes en los mercados, y la industria (13 por ciento), incluida la minería y la manufactura.

Asia y el Pacífico lograron la reducción más significativa de la prevalencia desde 2020, con una disminución de la tasa de trabajo infantil del 5,6 % al 3,1 % (de 49 millones a 28 millones de niños). América Latina y el Caribe logró una reducción relativa del 8 % en la prevalencia y una disminución del 11 % en las cifras totales, señala el informe.

África subsahariana sigue soportando la carga más pesada, con casi dos tercios de todos los niños en situación de trabajo infantil (alrededor de 87 millones). Si bien la prevalencia disminuyó del 23,9 % al 21,5 %, la cifra total se ha mantenido estancada en el contexto del crecimiento demográfico.

“El mundo ha logrado avances significativos en la reducción del número de niños forzados a trabajar. Sin embargo, demasiados niños continúan trabajando en minas, fábricas o campos, a menudo realizando trabajos peligrosos para sobrevivir”, declaró Catherine Russell, directora Ejecutiva de UNICEF.

“Sabemos que es posible avanzar hacia la erradicación del trabajo infantil mediante la aplicación de salvaguardias legales, la ampliación de la protección social, la inversión en educación gratuita y de calidad, y un mejor acceso a un trabajo decente para los adultos. Los recortes de la financiación mundial amenazan con revertir los logros alcanzados con tanto esfuerzo. Debemos renovar nuestro compromiso de garantizar que los niños asistan a las aulas y a los patios de recreo, no al trabajo”, agregó.

Más educación, más inversión, más desarrollo

Las agencias advierten que es más necesario que nunca un financiamiento sostenido y creciente, tanto global como nacional, para mantener los recientes avances. La reducción del apoyo a la educación, la protección social y los medios de vida puede llevar a familias ya vulnerables al límite, obligando a algunas a enviar a sus hijos a trabajar.

Mientras tanto, la disminución de la inversión en la recopilación de datos dificultará la detección y la solución del problema.

El trabajo infantil compromete la educación de los niños, limitando sus derechos y sus oportunidades futuras, y exponiéndolos a sufrir daños físicos y mentales.

También es consecuencia de la pobreza y la falta de acceso a una educación de calidad, lo que obliga a las familias a enviar a sus hijos a trabajar y perpetúa ciclos intergeneracionales de privación.

Los niños tienen más probabilidades que las niñas de participar en trabajo infantil a cualquier edad, pero cuando se incluyen las tareas domésticas no remuneradas de 21 horas o más por semana, la brecha de género se invierte, señala el informe.

Desde el año 2000, el trabajo infantil se ha reducido casi a la mitad, de 246 millones a 138 millones. Sin embargo, las tasas actuales siguen siendo demasiado bajas y el mundo no ha alcanzado el objetivo global de erradicación para 2025. Para erradicarlo en los próximos cinco años, el ritmo actual de progreso tendría que ser 11 veces mayor.

Para acelerar el progreso, UNICEF y la OIT piden a los gobiernos que:

  • Invertir en sistemas de protección social , especialmente para los hogares vulnerables, incluidas las prestaciones universales por hijo, para que las familias no recurran al trabajo infantil.
  • Fortalecer los sistemas de protección infantil para identificar, prevenir y responder a los niños en riesgo, especialmente aquellos que enfrentan las peores formas de trabajo infantil.
  • Proporcionar acceso universal a una educación de calidad , especialmente en las zonas rurales y afectadas por crisis, para que todos los niños puedan aprender.
  • Garantizar trabajo decente para adultos y jóvenes , incluido el derecho de los trabajadores a organizarse y defender sus intereses.
  • Hacer cumplir las leyes y la rendición de cuentas de las empresas para poner fin a la explotación y proteger a los niños en todas las cadenas de suministro.

Situación en Argentina: En Misiones, de 7 de cada 10 niñas, niños y adolescentes escolarizados de 11 a 15 años trabajan para el mercado

Una encuesta revela la preocupante magnitud del trabajo infantil y adolescente en zonas rurales de la provincia de Misiones y Tucumán, donde hay actividad rural en sector tabacalero y agrícola, y forestal (resina).

El estudio tuvo como objetivo estimar la magnitud y caracterizar las formas del trabajo adolescente en contextos rurales, desde la perspectiva directa de niñas, niños y adolescentes de entre 11 y 17 años.

La encuesta fue diseñada y aplicada por el equipo de investigación de DyA, con apoyo de tutores escolares, y se enmarca en las acciones de la organización para la prevención del trabajo infantil y adolescente, y la promoción de políticas públicas con base en evidencia.

 

Preocupacion en Misiones

Según la encuesta, 7 de cada 10 niños, niñas y adolescentes escolarizados de entre 11 y 15 años trabajan para el mercado, mientras que en el grupo de 16 y 17 años la cifra asciende a 8 de cada 10.

El estudio, realizado con el apoyo del la Subsecretaria de Educación dependiente Ministerio de Educación de Misiones y la Comisión Provincial para la Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI) y el Área de Educación del  Municipio de Aristóbulo del Valle, muestra que los adolescentes varones de 16 y 17 años presentan las tasas más altas de trabajo para el mercado, alcanzando al 90% de los encuestados.

Trabajo infantil en la economía rural

La encuesta se llevó a cabo en escuelas de la localidad de Aristóbulo del Valle, donde la economía local gira en torno a la producción de yerba mate, té y tabaco. En este contexto, los varones participan principalmente en actividades agrícolas y de construcción, mientras que las mujeres se ven más involucradas en tareas de cuidado remunerado y venta de productos.

Además, el informe indica que un 42% de los adolescentes de 16 y 17 años realizan actividades de autoconsumo en sus hogares, como la producción agrícola o el cuidado de animales. A su vez, un 20% de los encuestados reportó dedicar  10 horas o más semanales a tareas domésticas intensivas, lo que afecta su rendimiento escolar y limita su tiempo de recreación.

Consecuencias y desafíos

Los hallazgos de DYA advierten sobre el impacto que el trabajo infantil y adolescente tiene en la educación y el bienestar de los jóvenes.

«Estos datos evidencian la necesidad urgente de contar con políticas públicas integrales y sostenidamente financiadas que aborden las principales causas del trabajo infantil, como la pobreza estructural, la falta de oportunidades educativas pertinentes, la exclusión social, y la sobrecarga de responsabilidades en el hogar, sobre todo en niñas y adolescentes. Solo mediante intervenciones que enfrenten estas raíces del problema será posible garantizar su derecho a una infancia protegida y a una educación de calidad” , señaló Helga Fourcade, directora de DYA.

Desde la organización insisten en la necesidad de fortalecer  estrategias integrales que combinen educación inclusiva, apoyo a las familias y monitoreo de condiciones laborales. Asimismo, enfatizan que la erradicación del trabajo infantil es una responsabilidad colectiva que involucra al Estado, las organizaciones sociales, el sector productivo y la comunidad en su conjunto.

 

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