La Tercera Conferencia sobre los Océanos (UNOC3), co-organizada por Francia y Costa Rica, se celebrará del 9 al 13 de junio y marcará un momento clave para integrar la salud marina en las políticas climáticas internacionales.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
AMÉRICA LATINA (2/6/2025).- Del 9 al 13 de junio, la ciudad de Niza, Francia, será sede de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3). El evento reunirá a miles de participantes de todo el mundo para debatir y definir acciones concretas en torno a la salud, financiación, protección y desarrollo sostenible de los océanos.
Organizado conjuntamente por Costa Rica y Francia, UNOC3 se celebra en un momento decisivo para la acción climática, con un enfoque inédito en los vínculos entre el cambio climático y la biodiversidad marina.
Uno de los resultados esperados es la adopción de la Declaración Política de Niza, un texto previamente negociado por los Estados miembros de la ONU, que busca integrar la protección de los océanos en las agendas climáticas mediante compromisos voluntarios.
Esta declaración se basará en avances clave como:
- El Acuerdo BBNJ (sobre biodiversidad más allá de la jurisdicción nacional)
- La Agenda Kunming-Montreal para proteger el 30 % de los océanos al 2030
- Los resultados recientes de las Conferencias de las Partes de la CMNUCC (COPs)

Avances y desafíos hacia el ODS 14
La conferencia reforzará los esfuerzos para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS 14), centrado en la vida submarina dentro de la Agenda 2030. Se presentarán nuevos compromisos en áreas como comercio mundial, transporte marítimo, turismo y desarrollo sostenible.
Los diplomáticos oceánicos también buscarán avanzar en:
- La ratificación del Tratado de Alta Mar
- El respaldo internacional a la reducción de plásticos en las negociaciones de INC-5.2
Estas medidas serán esenciales para fortalecer la financiación sostenible, clave para los pequeños Estados insulares y costeros, especialmente afectados por la subida del nivel del mar, la acidificación oceánica y los eventos climáticos extremos.
Macron y Lula lanzarán nueva iniciativa oceánica
Se espera la presencia de líderes mundiales como Emmanuel Macron y Luiz Inácio Lula da Silva, quienes anunciarán una nueva iniciativa oceánica global, que busca renovar el liderazgo político y fortalecer el compromiso con la gobernanza marina.
UNOC3 se celebra una década después del Acuerdo de París y a mitad de camino de la Década de los Océanos de la ONU. El año 2024 marcó récords históricos de calor en tierra y mar, exponiendo aún más la vulnerabilidad de los ecosistemas oceánicos.
La capacidad de los océanos como sumidero de carbono está comprometida por la contaminación, la sobrepesca y el cambio climático. Y aunque en 2024 el Tribunal Internacional del Derecho del Mar (ITLOS) calificó las emisiones de gases de efecto invernadero como contaminación marina bajo la CONVEMAR, ese mismo año se expandieron las infraestructuras de combustibles fósiles en alta mar, profundizando la crisis.
Rumbo a la COP30: presión para actuar
De cara a la COP30, los gobiernos enfrentan el desafío de alinear sus estrategias climáticas con los compromisos de descarbonización, entre ellos:
- La eliminación progresiva de los combustibles fósiles
- La duplicación de la eficiencia energética
- La triplicación de la capacidad renovable al 2030
Expertos advierten que, si bien las soluciones basadas en los océanos —como la conservación y restauración marina— pueden reducir emisiones y aumentar resiliencia, no bastarán sin una reducción global y urgente de emisiones.
UNOC3 también plantea la necesidad de una gobernanza oceánica justa, que respete los derechos humanos. La explotación petrolera en alta mar, la contaminación y el cambio climático afectan directamente a las comunidades costeras, cuyos derechos deben ser protegidos en la transición hacia una economía sostenible.
La Conferencia representa una oportunidad histórica para transformar la ambición en acción, y consolidar una visión global que coloque a los océanos en el centro de la agenda climática.
Según el Foro Económico Mundial, se requieren 175 mil millones de dólares anuales para lograr que la economía marítima sea verdaderamente sostenible.
Este monto incluye acciones clave como la reducción de la contaminación marina y plástica, la erradicación de la pesca ilegal, la restauración de la biodiversidad oceánica y el fortalecimiento de la resiliencia costera frente al cambio climático.
Para alcanzar este objetivo, es fundamental aumentar de forma significativa los flujos financieros hacia los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y los países menos desarrollados. Entre 2015 y 2019, se destinaron menos de 10 mil millones de dólares al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 14) centrado en la protección del océano.
Suely Araújo, coordinadora de Políticas Públicas del Observatório do Clima (Brasil): «La crisis climática está elevando la temperatura y el nivel de los mares, blanqueando los corales y amenazando la vida marina. La explotación petrolera en el océano intensifica aún más estos impactos, incluso en ausencia de accidentes. Por eso, es imprescindible excluir zonas ambientalmente sensibles, como la desembocadura del río Amazonas, de toda actividad extractiva. Los países que se reúnen bajo la ONU para discutir el futuro de los océanos deben asumir con urgencia la transición hacia energías limpias y dejar atrás los combustibles fósiles.»
Julián Medina Salgado, pescador artesanal del Golfo de Morrosquillo (Colombia), presidente de la Red Nacional de Pesca y miembro del Consejo Directivo de la ULAPA: «La expansión de la explotación de petróleo y gas en el mar pone en peligro la biodiversidad marina que sustenta nuestra forma de vida, amenaza nuestra seguridad alimentaria y vulnera derechos fundamentales como el trabajo digno, la salud y un ambiente sano. Llamamos a los gobiernos a proteger los océanos frente a estas industrias destructivas y a garantizar la conservación y los derechos humanos de las comunidades costeras.»
María José González-Bernat, codirectora del programa de Ecosistemas de AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente): «La conservación y el uso sostenible de los océanos deben contemplar una perspectiva de derechos humanos, reconociendo el impacto que los daños a los ecosistemas marinos y costeros tienen sobre las comunidades locales, sus culturas y economías. Entre los impactos más graves se encuentran los derrames de petróleo, que comprometen la salud del ambiente y de las personas, y que suelen ocurrir en contextos de debilidad institucional y escasa regulación, tanto a nivel nacional como internacional.»
Carolina Sánchez Naranjo, integrante de la Red Gran Caribe Libre de Fósiles: «El mar Caribe no puede convertirse en la próxima frontera mundial para la explotación de petróleo y gas. Mientras países como Colombia, Venezuela y Trinidad y Tobago llevan décadas afectando el mar con esta industria, nuevas exploraciones en Guyana están alentando intereses similares en Surinam, Honduras, Costa Rica, República Dominicana y Panamá».
Incluso, indicó que se plantea la exploración en las Bahamas, impulsada por el auge del GNL en Estados Unidos.
«Nuestra región depende de los ecosistemas marinos para el empleo, la seguridad alimentaria y la estabilidad económica. La expansión de los combustibles fósiles amenaza todo esto, especialmente cuando se lleva a cabo sin transparencia ni participación pública. Desde la sociedad civil caribeña exigimos una acción global efectiva para proteger nuestros océanos de esta amenaza.», concluyó Naranjo.