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El despliegue de gas natural licuado por 123 mil millones de dólares pone en riesgo la transición energética en América Latina

Un gran despliegue de infraestructuras de gas natural licuado (GNL) podría hacer descarrilar la transición energética de América Latina, según advierte un informe de Global Energy Monitor (GEM), esto en un momento en que la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP16 centra su atención en la región.

 

Fuente: Global Energy Monitor

 

AMÉRICA LATINA (17/10/2024).- México y Argentina han propuesto adiciones significativas a la capacidad de exportación de GNL que podrían convertir a América Latina y el Caribe (LAC) en una importante región exportadora, aunque estos proyectos enfrentan obstáculos. Se estima que la construcción de los terminales de exportación de GNL propuestos por México, que dependen en gran parte del gas estadounidense proveniente de la cuenca pérmica, costará 54.300 millones de dólares y es la tercera planificación más grande de estos proyectos en el mundo con una capacidad total de 73,6 mtpa.

En tanto, la Argentina planifica una de las instalaciones de exportación más grandes jamás considerada, la Terminal de GNL de Argentina de 30 mtpa, que usaría la cuenca no convencional de Vaca Muerta y contribuiría a las injusticias ambientales asociadas con su extracción.

El informe de Global Energy Monitor (GEM) advierte que las nuevas terminales de GNL y los gasoductos podrían dejar a la región con costosos activos varados y expuesto a las oscilaciones de los precios de la energía, a pesar del enorme potencial de energías renovables que se tiene.

Los datos del Global Gas Infrastructure Tracker de GEM muestran que las terminales de exportación e importación de GNL previstas en la región suman un total estimado de 123.600 millones de dólares en nuevas inversiones, gran parte de las cuales se concentran en tres países: México, Argentina y Brasil.

Se planea ampliar el papel de la región en la economía del GNL a pesar de la advertencia de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) de que el comercio mundial de GNL debería alcanzar su punto máximo a mediados de esta década para que el mundo cumpla su objetivo climático de limitar el calentamiento global a 1,5℃.

Robert Rozansky, analista global de GNL en Global Energy Monitor, declaró: «América Latina y el Caribe están sopesando si hundir las inversiones en nuevas infraestructuras de GNL en un momento en que la COP16 en Colombia -a realizarse a fines de octubre – ilumina la transición energética de la región.

La expansión del gas corre el riesgo de afectar a las comunidades, el medio ambiente y las economías de toda la región. La región ya tiene una de las combinaciones de electricidad más limpias del mundo, y una apuesta más inteligente sería duplicar su vasto potencial eólico y solar».

La expansión en la región

México y Argentina han propuesto adiciones significativas a la capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL) que podrían convertir a América Latina y el Caribe (LAC) en una importante región exportadora.

La expansión planificada de México, que depende en gran medida de la cuenca pérmica de los EE. UU., tiene un valor estimado de 54.300 millones de dólares y es la tercera planificación de estos proyectos más grande en el mundo con una capacidad total de 73,6 millones de toneladas por año (mtpa).

La Terminal de GNL de Argentina de 30 mtpa de 30.000 millones de dólares es una de las instalaciones de exportación más grandes jamás considerada y se la relaciona con una variedad de riesgos ambientales y sociales.

Una serie de nuevas terminales de GNL y gasoductos amenaza con dejar a América Latina con activos varados costosos y exposición a la volatilidad de los precios de la energía, a pesar del vasto potencial de energías renovables de la región, según un informe de Global Energy Monitor.

Datos en el Rastreador de Infraestructura de gas global (GGIT)   muestran que las terminales para la exportación e importación de GNL planificadas en la región alcanzan un total estimado de 123.600 millones de dólares en nuevas inversiones, cuya mayor parte se concentra en tres países: México, Argentina y Brasil.

Los nuevos proyectos de exportación de GNL tienen una alta probabilidad de convertirse en activos abandonados si los países alcanzan sus propios objetivos climáticos, y los recientes eventos geopolíticos, incluida la guerra de Rusia en Ucrania, han demostrado la volatilidad y la falta de fiabilidad de las importaciones de GNL.

Todas estas expansiones del papel de la región en la economía del GNL están planificadas a pesar de la advertencia de la Agencia Internacional de la Energía de que el comercio global de GNL debería alcanzar su punto máximo a mediados de esta década para que el mundo cumpla su objetivo climático de limitar el calentamiento global a 1,5 °C.

Sin embargo, la expansión de infraestructura de GNL de América Latina enfrenta importantes obstáculos y está lejos de ser un hecho. Dado el abundante potencial de recursos renovables en la región y su progreso en la planificación de nuevos proyectos de energía renovable, los países podrían evitar invertir en el auge global del GNL y concentrarse en desarrollar energía limpia.

En ese contexto, Robert Rozansky, analista global de GNL en Global Energy Monitor, remarca que  «América Latina y el Caribe están evaluando la posibilidad de invertir en nueva infraestructura de GNL en un momento en que la COP16 en Colombia pone de relieve la transición energética de la región”.

Un despliegue masivo del gas corre el riesgo de imponer una carga significativa sobre las comunidades, el medio ambiente y las economías de toda la región. Dado que la región ya cuenta con una de las matrices energéticas más limpias del mundo, una apuesta más inteligente sería aprovechar su vasto potencial eólico y solar.

 

El megaproyecto de GNL de Argentina permitiría la extracción de Vaca Muerta

Argentina tiene la octava expansión planificada más grande del mundo de la nueva capacidad de exportación de GNL (Figura 3), principalmente debido a la Terminal de GNL de Argentina de 30 000 millones de dólares que propusieron YPF de Argentina y Petronas de Malasia (aunque esta última hace poco indicó que podría salirse del proyecto).

En agosto de este año, el proyecto avanzó porque los patrocinadores llegaron a un acuerdo de colocar la terminal para la exportación de GNL nueva en Punta Colorada, cerca de la municipalidad de Sierra Grande en la provincia de Río Negro, con un FID esperado en 2025. Si se desarrolla según lo planeado, el megaproyecto de GNL de Argentina implicaría la construcción de tres nuevos gasoductos y una terminal construida en tres fases para alcanzar una capacidad total de hasta 30 mtpa, que sería fácilmente el proyecto de exportación de GNL más grande en la región de LAC y estaría entre los más grandes en desarrollo a nivel global.

La Terminal de GNL de Argentina exportaría gas desde la formación de Vaca Muerta en la provincia de Neuquén, el segundo depósito de gas no convencional más grande del mundo. La explotación de este recurso ha sido un objetivo nacional a largo plazo. La producción en Vaca Muerta empezó hace más de una década, pero la distribución de gas estuvo limitada por una infraestructura de transmisión insuficiente, y esto forzó a Argentina a depender de la importación de GNL estacional durante los meses de invierno a través de las terminales para la importación: la unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU) de Bahía Blanca GasPort y la FSRU de Escobar.

En julio de 2023, todo cambió con la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner de 573 km y 21 millones de metros cúbicos por día, que ha liberado los cuellos de botella y activó una reacción en cadena de la construcción de un nuevo gasoducto diseñado para llevar el gas de Vaca Muerta a Buenos Aires y otros lugares.

La fracturación hidráulica y exportación de gas desde la cuenca no convencional de Vaca Muerta es controversial debido a los impactos en la justicia ambiental y en el clima. Las comunidades indígenas han visto que se han dado permisos en sus territorios para nuevos desarrollos a pesar de la oposición. Las comunidades en la cercanía de actividades de combustibles fósiles “han enfrentado una falta de acceso a agua potable, aumentos en los problemas de salud […] y remanentes tóxicos persistentes de la extracción en la forma de pozos a cielo abierto y vertederos”, y los trabajos de extracción amenazan la subsistencia de los locales, como los agricultores.

Una parte significativa de las ganancias a partir del desarrollo en el yacimiento de gas pasan a empresas extranjeras y los proyectos no han beneficiado a las personas locales tal como lo habían prometido las autoridades. Los impactos de las actividades de extracción en las personas y el medioambiente también se extienden mucho más allá de la cuenca no convencional, ya que los proyectos de combustible fósil existentes y planificados, como gasoductos, se expanden por Argentina y a los países limítrofes.

Por último, el recurso también ha sido descrito por los ambientalistas como una “bomba de carbono”, que podría consumir hasta el 11 % del presupuesto de carbono del mundo para limitar el calentamiento a 1,5 °C.

 

Conclusión

Las infraestructuras de GNL nuevas en América Latina y el Caribe podrían alterar el sector energético de la región y su papel en los mercados de gas globales, aunque no es para nada seguro que haya una expansión del GNL de gran tamaño. Por el lado de la exportación, inversiones cuantiosas en nuevas terminales constituyen un gran riesgo en la transición energética. Por el lado de la importación, la energía renovable junto con el almacenamiento representa un camino más sostenible.

Con abundantes recursos solares y eólicos y un conjunto fuerte de proyectos de energía renovable ya en desarrollo, la región de LAC está bien posicionada para dar un paso al costado en el auge del GNL global y aportar rápidamente a un futuro de energía limpia.

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