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Misiones | Con un desalojo pacífico, la Comunidad Mbokajaty logra recuperar su terreno en áreas del Teyú Cuaré tras una semana de tensión

Por orden del juez de Instrucción, tras la intervención del subsecretario de Coordinación y Relaciones Institucionales de Misiones, Sebastián Chamorro, acompañado por el director de Asuntos Guaraníes, Francisco Rodríguez, se ordenó un desalojo pacífico del terreno ocupado. Tras las denuncias públicas de situaciones de violencia indígena y problemas de convivencia con propietarios de tierras y vecinos no indígenas en San Ignacio, desde EMIPA niegan las acusaciones en un comunicado oficial.

 

Fuente: EMIPA 

 

MISIONES (29/9/2024).- Luego de una semana de conflicto, la comunidad Mbya de Mbokajaty recuperó en la noche del sábado, en forma pacífica , su territorio tras el desalojo de una familia no indígena que lo había ocupado por segunda vez.

El proceso, que estuvo marcado por la firme resistencia de la comunidad desde el jueves, que derivó en el corte del camino de acceso al Teyú Cuaré, en San Ignacio, y ante la falta de acción rápida por parte de las autoridades locales, finalmente culminó con un traslado pacífico de la familia intrusa, en medio de cantos y rituales tradicionales.

La situación se resolvió tras la llegada, cerca de las 21 horas, del subsecretario de Coordinación y Relaciones Institucionales de Misiones, Sebastián Chamorro, acompañado por el director de Asuntos Guaraníes, Francisco Rodríguez.

“Para ese momento, la situación ya había comenzado a resolverse gracias a la intervención pacífica de los Mbya, quienes habían dialogado con la mujer que ocupaba el terreno. Según testigos, la intrusa manifestó su deseo de retirarse y solicitó al municipio una solución habitacional”, señalaron desde el Equipo Misionero Pastoral Aborigen (EMIPA), en un comunicado de prensa.

Horas antes del desalojo oficial, gestionado por orden del juez de Instrucción, la comunidad Mbya había creado un clima de respeto y entendimiento. Acompañados por la Policía, que actuó como testigo del diálogo, los Mbya lograron que el proceso se realizara en paz.

«Fue una victoria de la paciencia y la convicción», señalan desde EMIPA, destacando que el desalojo se realizó en medio de los sonidos del mba’epu y el rave’i, instrumentos tradicionales.

Denuncias por situaciones de violencia y problemas de convivencia

En medio de este conflicto, el propietario de la Reserva Natural Privada Monte Adentro,  Roberto Bonetti, denunció públicamente y a través de sus redes sociales, las reiteradas situaciones de violencia protagonizadas por miembros de la comunidad Mbya Mbokajaty y señaló problemas de convivencia con los vecinos indígenas asentados cerca de su propiedad, que limita con el Parque Provincial Teyú Cuaré.

Según Bonetti, «la comunidad ha recurrido a la intimidación y la violencia para defender su territorio», algo que ha generado tensiones con los habitantes no indígenas de la zona.

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Incluso, tiene realizadas reiteradas denuncias ante la Policía local por amenazas de muerte recibida por el cacique de la comunidad, y ha llevado el planteo ante el Ministerio de Justicia de la Nación donde solicitó se inicie una investigación del relevamiento territorial realizado bajo la Ley 26.160, la que considera “fraudulenta”.

Este domingo, Bonettí publicó una carta abierta al presidente de la Nación, Javier Milei, pidiendo su intervención para que se garanticen derechos constitucionales y se respete la propiedad privada en Misiones.

Desde EMIPA, niegan que exista violencia por parte de la comunidad Mbokajaty, aseverando en el comunicado oficial que “tienen la actitud pacífica del pueblo Mbya. No utilizaron amenazas ni violencia para resolver el conflicto. Por el contrario, gestionaron el desalojo de manera respetuosa y cuidadosa», afirmaron.

La defensa de la territorialidad indígena

El conflicto de usurpación se originó a fines de julio, cuando había generado preocupación en la comunidad debido a la lenta respuesta de las autoridades locales. La comunidad Mbya, que ya había gestionado el desalojo de la familia en una ocasión anterior, esta semana se mostró decidida a no ceder en la defensa de su territorio y cortaron el camino de acceso al Teyú Cuaré esperando respuestas de las autoridades locales. “Siempre apostaron por una solución pacífica”, remarcaron desde EMIPA.

Durante la semana de movilización, la comunidad se mantuvo unida, organizando vigilias nocturnas y realizando rituales espirituales en el lugar. “Las mujeres de la comunidad jugaron un rol central, dialogando con la familia intrusa y asegurando que no habría represalias si abandonaban el terreno”, señalaron en el comunicado.

A medida que pasaban los días, el número de personas apoyando a la comunidad Mbya fue creciendo. Indígenas de otras comunidades llegaron al lugar para sumarse a la resistencia. «El pueblo Mbya está unido, fuerte y dispuesto a hacer valer sus derechos», afirmó Kerechu, una de las mujeres líderes de la comunidad.

Un diálogo intercultural inesperado

A lo largo de los días, el ambiente tenso fue dando paso a momentos de intercambio cultural. Los policías presentes en el lugar, inicialmente expectantes y distantes, comenzaron a interesarse por las costumbres y rituales Mbya. «Nos preguntaban por nuestras danzas, nuestros saludos, querían entender más de nuestra cultura», relató un miembro de la comunidad.

El diálogo entre ambas partes demostró que, incluso en medio del conflicto, es posible encontrar puntos de entendimiento. Sin embargo, la comunidad Mbya insiste en que, a pesar de esta victoria, todavía queda mucho camino por recorrer. Los problemas de amedrentamiento y el incumplimiento de derechos territoriales seguirán siendo un desafío para el pueblo Mbya en el futuro cercano.

Si bien el desalojo se logró de manera pacífica, la comunidad Mbya continúa preocupada por la falta de acción gubernamental en la protección de sus derechos territoriales. «No debió haber pasado tanto tiempo para llegar a esta resolución», señaló uno de los líderes comunitarios, criticando la demora en la intervención de las autoridades provinciales.

Ahora, con el conflicto temporalmente resuelto, la comunidad se mantiene alerta ante nuevos desafíos. «Nuestra lucha es por nuestros derechos, por nuestra tierra, y seguiremos firmes en eso», concluyó uno de los miembros de Mbokajaty.

 

 

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