El aserradero San Charbel, perteneciente al Grupo Tapebicuá y controlado por Celulosa Argentina, cerró sus puertas en Garruchos, Corrientes, dejando a más de 70 empleados sin trabajo. A pesar de la crisis laboral, la empresa anunció un reparto de $3.661 millones en honorarios para sus directivos.
Fuente: El Economista y Diario Síntesis
Corrientes (10/9/2024).- La comunidad de Garruchos se enfrenta a una de las peores crisis laborales de los últimos años tras el cierre del Aserradero San Charbel, uno de los complejos más importantes de la región, propiedad del Grupo Tapebicuá y bajo el control de Celulosa Argentina.
El cese de actividades, que dejó sin empleo a más de 70 trabajadores, fue justificado por la empresa debido a una caída en las ventas y la falta de competitividad a escala productiva. Sin embargo, la medida ha generado un fuerte rechazo, especialmente cuando se reveló que, casi simultáneamente, la empresa planea repartir $3.661 millones en honorarios entre sus directivos durante la próxima asamblea de accionistas, prevista para el 25 de septiembre en Capitán Bermúdez.
El aserradero San Charbel se dedicaba a la producción de compensados fenólicos y otros derivados del pino, en un contexto de reestructuración del grupo, que a pesar de haber reportado ganancias por $45.058 millones —un 23% superiores al período anterior— decidió cerrar la planta.
La noticia ha generado indignación entre los empleados y sectores de la comunidad, que ven con preocupación la desconexión entre los resultados financieros positivos y la desvinculación masiva de personal.
Entre los principales beneficiarios del reparto de honorarios se encuentran Douglas Albretch y José Urtubey, este último hermano del exgobernador de Salta. Ambos accionistas y directivos del grupo Tapebicuá, han sido señalados por la aparente contradicción entre los beneficios obtenidos y las decisiones laborales tomadas.
Mientras la empresa asegura que la medida responde a una reestructuración general, el cierre de San Charbel coincide con la publicación de balances que reflejan un panorama más que favorable.
Impacto en la comunidad
El cierre del aserradero no solo afecta a los empleados despedidos, sino también a toda la comunidad de Garruchos, donde la planta era una de las principales fuentes de trabajo. La incertidumbre se extiende a otras localidades donde opera el Grupo Tapebicuá, ya que los rumores de nuevos despidos han generado preocupación entre los trabajadores.
El grupo, que representa el 10% de la facturación total de Celulosa Argentina, emplea a unas 600 personas en distintas regiones, pero la situación ha puesto en alerta a las comunidades dependientes de esta actividad económica.
El cierre de San Charbel también refleja un panorama más amplio en la industria forestoindustrial, que enfrenta una creciente competencia por parte de grandes jugadores como Arauco Argentina y el recientemente instalado Acon Timber, de capitales austríacos. Esta situación ha acelerado la necesidad de ajustar operaciones, especialmente en establecimientos más pequeños, como el de Garruchos.
Celulosa Argentina: historia y desafíos
Celulosa Argentina, fundada en 1929 y líder en la producción de papel y celulosa en el país, ha atravesado múltiples crisis a lo largo de su historia. Desde su venta al grupo uruguayo Fanapel en los años 90 hasta su posterior adquisición por Tapebicuá en 2007, la empresa ha experimentado una serie de transformaciones.
Sin embargo, las críticas hacia su dirigencia actual no cesan, especialmente en un contexto donde las millonarias ganancias contrastan con las decisiones que afectan a sus empleados.
Con la asamblea de accionistas a la vuelta de la esquina, la tensión entre los despedidos y la alta dirección de la empresa continúa creciendo. Mientras tanto, las familias afectadas se enfrentan a un futuro incierto y sin garantías laborales.