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El tapir con su estratégica dispersión de semillas a larga distancia favorece a la conservación de ecosistemas en distintos puntos del país

Un reciente estudio realizado por especialistas del CONICET demuestra el papel fundamental que desempeña el tapir (Tapirus terrestris), el mamífero nativo más grande de los bosques de Sudamérica, en la dispersión de semillas a larga distancia. Los resultados subrayan la importancia de conservar esta especie, actualmente en estado vulnerable, debido a los servicios ecológicos irremplazables que provee para la preservación de los ecosistemas en distintos puntos del país.

Fuente: CONICET. Foto portada: Gentileza Emilio White

 

ARGENTINA (2/8/2024).- Una investigación llevada a cabo por el Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UNaM) en colaboración con el Centro de Investigación de Animales Silvestres (CIASI) de Itaipú Binacional y el Instituto de Ecología Regional (IER, CONICET – UNT), fue publicada en la revista Oikos. Este trabajo experimental comparó la calidad de la dispersión de semillas por parte del tapir con la de otros dos animales medianos, el zorro de monte (Cerdocyon thous) y el mono aullador (Alouatta caraya).

Para este estudio, se realizaron ensayos de alimentación para medir los tiempos de retención de las semillas en el tracto digestivo. Estas mediciones, junto con el uso de un modelo para simular el movimiento de los animales, permitieron estimar las distancias de dispersión. Además, se llevaron a cabo experimentos de germinación con semillas de la palmera pindó (Syagrus romanzoffiana), una especie que se caracteriza por su prolongada disponibilidad de frutos a lo largo del año.

“Las plantas son organismos sésiles, es decir, no pueden moverse. Únicamente tienen esa capacidad cuando son semillas, lo que les permite colonizar nuevas áreas y encontrar sitios favorables para establecerse. Algunas semillas pueden ser transportadas por el viento, otras tienen espinas o estructuras adhesivas que les permiten pegarse al pelaje de los animales, mientras que otras se mueven al ser ingeridas como alimento. Así, el animal las transporta en su sistema digestivo y al evacuarlas, cumple la función de dispersor”, explicó Mariano Giombini, investigador del CONICET en el IBS y primer autor del artículo.

El tapir es un dispersor de semillas clave debido a su gran tamaño y capacidad de recorrer largas distancias. Este robusto animal, que puede pesar hasta 250 kilos, utiliza su larga nariz para alcanzar y arrancar brotes y hojas, y su desarrollado olfato y audición para encontrar alimento y detectar depredadores.

Históricamente, el tapir habitaba varias provincias del norte de Argentina, pero actualmente se encuentra solo en áreas protegidas de la Selva Misionera, el Bosque Chaqueño y las Yungas.

“Al igual que otros grandes vertebrados, el tapir se ve afectado por la pérdida de su hábitat y la cacería, que lo ponen en riesgo de extinción. Es el único mamífero grande que sobrevivió a la extinción masiva de la megafauna que ocurrió a fines del Pleistoceno, hace unos 10 mil años. Por eso, nos preguntamos hasta qué punto los frugívoros de mediano porte, como el zorro o el mono carayá, pueden ser funcionalmente equivalentes al tapir como dispersores de semillas”, señaló Giombini.

El rol de los animales como dispersores de semillas no se limita a su capacidad de transportarlas; el pasaje por el tracto digestivo también puede influir en la capacidad de germinación. “Notamos que las tres especies analizadas son equivalentes en cuanto a aumentar la capacidad germinativa de estas semillas. Sin embargo, el efecto positivo en la germinación disminuye con el tiempo de retención de la semilla en el tracto de los monos aulladores y los tapires, lo cual revela un compromiso entre el éxito en la germinación y la distancia de dispersión”, explicó Giombini.

La investigación concluyó que, aunque los tapires son funcionalmente similares a zorros y monos en cuanto al efecto positivo en la germinación, desempeñan un rol crítico en la dispersión a larga distancia, un papel que probablemente no pueda ser reemplazado por frugívoros medianos.

Por ende, la desaparición de los tapires y la consecuente pérdida de su capacidad dispersiva podría tener un impacto significativo en muchas plantas, restringiendo su capacidad para colonizar nuevos hábitats o adaptarse al cambio climático

El equipo de investigadores del CONICET llevó a cabo ensayos de alimentación para medir los tiempos de retención de las semillas en el tracto digestivo de diferentes animales. Estas mediciones, combinadas con un modelo para simular el movimiento de los animales, les permitieron estimar las distancias de dispersión de las semillas.

Además, se realizaron experimentos de germinación con semillas de la palmera pindó (Syagrus romanzoffiana), una especie caracterizada por su prolongada disponibilidad de frutos a lo largo del año.

“Estos estudios son fundamentales para conservar los recursos naturales en Argentina y Sudamérica. Son investigaciones básicas con implicancias directas para el conocimiento de nuestros ecosistemas. Los bosques son sistemas muy complejos, y es crucial entender su funcionamiento para comprender el impacto de la pérdida de animales o plantas que interactúan y proveen servicios ecológicos irremplazables”, concluyó Giombini.

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