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Raúl González, el ingeniero forestal pionero en implementar manejo con fajas ecológicas en plantaciones de pinos, práctica que ahora es ley en Misiones

Oriundo de la provincia de Buenos Aires, egresado de la UNLP y radicado en Misiones con una vasta trayectoria académica, el ingeniero Raúl González es reconocido en el mundo forestal por su innovadora implementación de fajas ecológicas en “Pecom Forestal” en Puerto Bosetti, al límite del PN Iguazú. Allí se radicó la empresa por 1957 por un proyecto foresto-industrial, que incluía la forestación con coníferas, principalmente Araucaria. Después, el profesional dedicó su vida a la docencia e investigación en la UNaM, y fue decano y vice-decano de la Facultad de Ciencias Forestales. En una entrevista con ArgentinaForestal.com habla sobre la innovación y sostenibilidad de los bosques cultivados y el aprovechamiento sostenible del bosque nativo que “es lo que de la perpetuidad”.

Por Patricia Escobar

@argentinaforest 

 

MISIONES (14/6/2024).- Raúl Alberto González es oriundo de Buenos Aires, más precisamente nacido y criado en un pueblo llamado Monte donde su padre arrendaba un campo. “Parece que él me tenía predestinado”, expresa el ingeniero forestal, ya que su profesión lo trajo desde muy joven hacia la tierra colorada y se adaptó rápidamente a la selva misionera.

González fue el primer egresado de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en Ingeniería Forestal. En 1963, se graduó en un programa especial de la FAO y Naciones Unidas, y poco después se trasladó a Misiones ya en San Antonio donde el estado nacional había cedido a la universidad unas 1700 hectáreas para prácticas e investigación.

Seguido, bajo el liderazgo de la empresa naviera Pérez Companc, la empresa «Pecom» se instaló en la época con un proyecto forestal y al tiempo un aserradero en Puerto Bosetti, en el Municipio de Puerto Libertad, al límite del Parque Nacional Iguazú. Y por medio de la propuesta del ingeniero, comenzaron a planificar en el Establecimiento Forestal San Jorge la introducción de fajas ecológicas con bosques nativos en 1971. «Era una época donde no se hablaba de la ecología», explica. Sin embargo, el profesional supo ver que lo que se promovía desde el Estado Nacional requería una reparación en el territorio misionero, ya que estaban dañando la abundante biodiversidad del monte nativo.

Ubicación de la Reserva Forestal San Jorge, en un viejo mapa. A la der. las fajas ecológicas.

“Pensé cuál podría ser la alternativa para la producción de madera de coníferas, había muchísima fauna en la zona, entonces diseñamos en la planificación un plan de gestión con fajas ecológicas que consisten en mantener áreas de vegetación natural no explotadas dentro de las plantaciones de pino. Y los animales y las flora del lugar se refugiaban allí, porque los lotes de 50 a 100 hectáreas de bosques implantados quedaban rodeados por fajas de bosque nativo de 100 metros de ancho, las denominadas fajas ecológicas, con el objeto de mantener el hábitat natural de la fauna, el bosque nativo y protección de los cursos de agua», explicó González.

La implementación de estas prácticas de gestión sostenible fue pionera en la empresa privada, y luego fue ley en Misiones. “Funcionó muy bien”, recuerda con satisfacción González.

Tiempo después, esta experiencia se convirtió en la base de la Ley XVI N.º 136 de Bosques Protectores y Fajas Ecológicas, que establece un marco legal para la forestación y reforestación alrededor de cursos de agua y arroyos.

Esta ley vigente en Misiones, y que regula la actividad forestal de pequeñas y grandes extensiones de forestaciones con pino y eucaliptos, es una política ambiental para reducir la erosión del suelo, restaurar hábitats, fomentar la biodiversidad y promover programas de capacitación para la recuperación de bosques.

«Implementamos las fajas ecológicas como una solución para salvaguardar la biodiversidad de la selva misionera y producir madera de manera sostenible. En aquel entonces, se promovía la forestación desde el Estado Nacional, incluso desde la primera presidencia de Domingo Perón, debido a la dependencia del papel y celulosa del extranjero que enfrentaba la Argentina», agrega González en la entrevista con ArgentinaForestal.com.

Por este motivo, había que promover la forestación y se otorgaban para ello beneficios fiscales y otros incentivos. “Se fomentaba la forestación en una provincia donde los suelos permitían rápidos crecimientos de pinos. Mientras que los bosques de coníferas en el Norte de Europa tenían turnos de corta de 90 a 110 años, con excelente manejo forestal, en la Argentina se hablaba de los resultados y rendimientos que se lograban en Misiones, donde el turnos de corta de bosques de coníferas implantadas eran 12, 15 o 20 años, dependiendo del destino del producto”, señaló el ingeniero.

Hoy, esta innovadora experiencia impulsada en los inicios del ejercicio profesional del Ing. González en Misiones, además de ser Ley Provincial, es estudiada e implementada en otros países de América.

“Una vez estuvo observando la experiencia de las fajas ecológicas el director del departamento de Ecología Terrestre de la Universidad de Edimburgo, Escocia, para conocer su funcionamiento, y quedó muy impresionado. Estuvimos muy cerca de firmar un convenio, pero no se dio. Es un país del cual tenemos mucho para aprender. Igual que de Sudáfrica, vinieron cuatro ingenieros forestales para recorrer plantaciones y sistemas de manejo forestal, planificación, y otras experiencias. Las fajas ecológicas dieron buenos resultados en Pecom, y hoy está protegido el bosque nativo en grandes proyectos forestales”, recordó el docente.

Sin embargo, pasaron más de dos décadas con la introducción normativas y mejoras de tecnologías en la industria de la madera de bosques cultivados en la provincia, y se desconoce aún la evolución de la actividad forestal en las prácticas socioambientales, por un lado, siguen repitiendo que se “planta pino desmontando selva misionera”, por otro lado, la historia de políticas nacionales y provinciales para la promoción de proyectos industriales por sobre el monte misionero en el contexto de aquellas épocas, genera cuestionamientos hasta la actualidad. Pero mucho se aprendió en el recorrido, y hoy el desarrollo sostenible para una convivencia equilibrada entre la producción y la conservación, la recuperación de ecosistemas y restauración de áreas degradadas es una militancia ambiental en Misiones.

González responde que  “esto no es más así, eso fue décadas atrás. No debieran preocuparse tanto por los pinos, desde hace varios años está prohibido desmontar bosque nativo para plantar pinos en Misiones, sean pequeñas o grandes extensiones. Y se realiza gestión forestal en el territorio para la producción de madera. Por otro lado, la provincia tiene miles de pequeñas chacras, y el colono, el productor misionero siempre mantuvo algo de bosque nativo en su chacra o está volviendo a restaurar el monte misionero con asistencia técnica”.

Tras dejar la empresa Pecom -cuando fue el traspaso de los activos forestales a Petrobras y después la compró Arauco, ex Alto Paraná- , el ingeniero dedicó su vida profesional a la actividad académica. Fue decano de la Facultad de Ciencias Forestales de la UNaM, investigador y docente en las materias de Explotación Forestal y Tecnología de la Madera. Su enfoque en la gestión sostenible ha dejado una impronta en la educación, práctica y desarrollo forestal en Misiones.

El ing. Raúl González, recibe un reconomiento del actual decano, Fabián Romero

Una historia que une La Plata y Misiones a la Ingeniería Forestal

González egresó de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) donde también forma parte de la historia de la creación de la carrera de Ingeniería Forestal –también fue pionero en los inicios de la creación de la carrera en Misiones-, ya que no había esta formación profesional en el país, y estuvo entre los primeros cinco profesionales en recibirse de la universidad.

Al ser consultado al respecto, el ingeniero respondió: “En UNLP, por urgencia del proyecto de FAO y Naciones Unidas, sobre Ordenación de Cuencas hídricas –un proyecto firmado durante la presidencia del Dr. Frondizi- hicimos los estudios en dos años de especialización con alumnos ya graduados en otras carreras, como ingenieros hidráulicos, ingenieros agrónomos, geólogos o Licenciados en Ciencias Naturales. En mi caso, ya era Ingeniero Agrónomo, lo que permitió cursar”, explicó González.

En aquella época, se daban los primeros pasos de creación de las carreras. En la UNLP, con FAO y Naciones Unidas, fue un proyecto que contemplaba profesores que llegaron de Alemania, Francia, Bélgica, Inglaterra, España, y otros países. Ya en aquella época, la FAO se enfocaba en la formación integral de los profesionales, y en la carrera tenían un fuerte componente de formación en Ordenación de Cuencas Hídricas y Ordenación Forestal, lo que enriqueció la formación de esta primera cohorte de profesionales en Ingeniería Forestal.

“En 1963, tres de nosotros rendimos y aprobamos la última materia. Fui el primero de tres en rendir, y como premio ó «castigo», tuve que dar el discurso de graduación de la primera promoción de los primeros 5 ingenieros forestales que nos recibimos en el proyecto FAO / UN / UNLP. Eso recién fue en octubre de 1963, con presencia de decanos de facultades, el Rector, director del proyecto de las Naciones Unidas. Y ya a la semana viajé a Misiones, a San Antonio, por dos meses, supuestamente. El Estado Nacional había cedido por 30 años a la universidad una propiedad forestal de 1700 hectáreas para prácticas y experimentación. Había que organizar y preparar el predio. Pero aquí quedé para siempre en la provincia, los primeros 5 años dando clases en La Plata y realizando trabajos experimentales con moderna maquinaria forestal provista por el Proyecto de FAO, trabajando con el ingeniero alemán, Dr. Hans Gläser, de quien era contraparte en el proyecto, en la Facultad. Tiempo después ya me radiqué en Misiones, viajó mi señora  y le encantó la provincia”, relató.

“Entre 1965 y 1966 obtuve una beca de Naciones Unidas, de un año, en Productos Forestales e Ingeniería, en Suecia, Alemania, Francia, Suiza y España. Fue importantísima en mi formación profesional”, remarcó el profesional.

“Después trabajé en Pecom por otros 13 años, pero cuando mis hijos debían comenzar la escuela decidimos radicarnos en Eldorado. Allí continúe mi actividad académica, como docente, investigador, y decano de la FCF-UNaM”, resumió González.

Durante su actividad profesional, compartió su experiencia en foros internacionales y ha publicado varias investigaciones sobre las fajas ecológicas.

Una profesión de prestigio en países de Europa

En la actualidad, desde sectores de la sociedad civil aún pesa sobre la actividad forestal productiva el estigma de su desarrollo por sobre el bosque nativo épocas atrás, pero para González su evolución tecnológica, silvicultura y ordenación forestal es motivo de orgullo de todo lo logrado.

“No debiera mirarse al bosque cultivado como un drama”, dijo en la entrevista. “Primero porque ya no se permiten desmontes nuevos para forestar, esto está regulado y ordenado en el territorio en Misiones, se sabe dónde producir y dónde conservar. Por otra parte, del bosque nativo se puede hacer manejo para su uso sostenible, y eso es lo que permite a Misiones tener árboles nativos a perpetuidad, porque tienen gestión forestal para su aprovechamiento de madera en volumen y calidad de madera. El bosque bien manejado, con una supervisión técnica y profesional, es un bosque garantizado a perpetuidad”, subrayó.

Recalcó que el plan de manejo permite obtener mejor y constante madera nativa, al igual que la plantación en los bosques cultivados.

Gonzales tiene una vasta experiencia en el territorio, además de su reconocida carrera académica. Y recomendó a los jóvenes profesionales a conocer en campo las prácticas que se realizan en los principales países forestales del mundo, donde las experiencias enriquecen la formación profesional.

En la FCF de la UNaM recordó que estuvo desde los inicio. En 1964 se abre el Centro de Estudios del Bosque Subtropical (CEBS) dependiente de la Universidad Nacional de la Plata. El 1º de Julio de 1974 por decreto Nº 3166, el gobierno provincial transfiere la Escuela Agrotécnica a la UNAM. Un año más tarde se inaugura el ciclo lectivo de la Escuela de Ingeniería Forestal la que fuera creada por Resolución 066/74 de esta Universidad. Sobre esta base, en diciembre de 1980 por decreto 2428/80 del PEN se crea la Facultad de Ciencias Forestales.

“Prácticamente fuimos pioneros con Aldo Cinto, Conrado Volkart, entre otros. También estuvo en los inicios el arquitecto Roberto Caules. Fue todo un reto, primero fue escuela, después un posgrado, hasta que logramos que sea Facultad de Ciencias Forestales con la carrera de grado Ingeniería Forestal”, relató el ex decano.

De la entrevista, rescato una frase del ing. González: “No hay buenos ingenieros forestales de oficina, tienen que conocer y trabajar en campo, recorrer el territorio, en lo posible estudiar en otros países, claro que no es tan fácil; y conocer otros idiomas porque esto les abrirá muchos caminos. Es con la práctica en campo donde uno se forma”, reflexionó.

A diferencia del reconocimiento por esta profesión y su rol socioeconómico y ambiental en la Argentina, González sostuvo que “hay países del mundo, como Alemania, en que la Ingeniería Forestal es la top de las carreras, de las de mayor prestigio y alto estándar, donde gestionar los bosques para su conservación y su uso sostenible es la más respetada de las profesiones”.

Esto se repite en Canadá, Estados Unidos, Francia, países donde lograron un buen manejo forestal de los bosques, donde cada vez se obtiene madera de mejor calidad, hay programas de mejoramiento genético, se logran semillas mejoradas, selección de árboles semilleros, y la profesión es bien paga, de dedicación completa, resumió González.

“El bosque bien manejado, permite mejor y constante producción de madera del bosque productivo, con más volumen y mejor calidad de madera, y lo más importante, la gestión forestal garantiza perpetuidad del recurso forestal”, concluyó EL INGENIERO GONZÁLEZ.

Las fajas ecológicas han demostrado ser eficaces en la protección de la flora y fauna silvestre, mitigando la erosión del suelo y contribuyendo a la captación de carbono a través de los árboles, tanto nativos como cultivados, lo cual es vital en la lucha contra el cambio climático.

Su implementación nació como una estrategia más amplia de una empresa privada, como fue la ex Pecom, para combinar la producción forestal con la conservación ambiental, creando un principio de gestión en equilibrio entre desarrollo económico y protección del ambiente. Esta experiencia finalmente fue Ley de Bosques Protectores y Fajas Ecológicas en Misiones, cambiando el rumbo hacia una forestación sostenible en Misiones, un ejemplo para el sector en el país.

 

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