En el contexto de los incendios que continúan sin cesar y frente a la Acción Nacional por los humedales los días 3 y 4 de septiembre, compartimos un artículo del Centro de Desarrollo Sustentable GEO respecto acerca de las consecuencias y la necesidad de actuar frente a las causas intencionales que provocan los incendios.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, agosto 2022. Según el reporte de incendios del Servicio Nacional del Manejo del Fuego (SNMF), publicado el 29 de agosto, actualmente hay ocho provincias con focos de incendio (Buenos Aires, Catamarca, Salta, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero, Entre Ríos) de las cuales en 4 hay incendios activos (es decir, donde todavía siguen ardiendo las llamas con riesgo de seguir expandiéndose).
Si bien brigadistas de fuerzas nacionales y provinciales lograron contener los incendios que durante la semana pasada se registraron frente a las costas del Gran Rosario, todavía trabajan en focos de menor envergadura, además de tareas de prevención en las islas del Delta, según fuentes oficiales.
También son incesantes las tareas de monitoreo, control, prevención con vuelos vigías y rastrillajes en la zona que son realizadas por el Grupo Albatros de la Prefectura Naval Argentina.
En ese contexto Marcelo A. Corti, Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo Sustentable GEO destaca que “El gobierno debe aunar esfuerzos para resolver y prevenir esta tragedia”. Además agrega que “Cuando el Estado no funciona se activan los dispositivos sociales y ciudadanos que dan una mano pero esto no es suficiente. Efectivamente es un problema de voluntad y gestión pública”.
Las decisiones políticas escasean en esfuerzos para prevenir la destrucción de ecosistemas. Se entiende de igual manera que las condiciones climáticas pueden luego favorecer la propagación incontrolada de los siniestros, con consecuencias alarmantes para la vegetación y biodiversidad argentina.
Pero también faltan políticas que protejan nuestros ecosistemas y recursos naturales. Corti comenta que “Estamos en un momento donde se está discutiendo una ley de humedales y a su vez seguimos perdiendo hectáreas a causa de los incendios intencionales que benefician a unos pocos”.
Por otra parte, la semana pasada, el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) realizó una nueva asamblea con foco en la implementación de la ley de manejo del fuego, donde distintas autoridades ambientales discutieron los alcances de la reglamentación de dicha ley y se detalló una estrategia de trabajo. En este sentido, es fundamental trabajar en la recomposición y reparación de las áreas afectadas por estos incendios forestales y de pastizales con la participación activa de la política de cada provincia.
Queda en evidencia la avaricia del sector productivo, que en vez de esperar que se renueven naturalmente las pasturas, queman hectáreas completas de pastizales. Hay aproximadamente 100 culpables, o por la gravedad del asunto es mejor llamarlos delincuentes, que están perjudicando a millones de personas.
Una problemática productiva con consecuencias ambientales que no tiene receso que se incrementa por los focos nuevos y constantes que preocupan por la cantidad de hectáreas perdidas y los daños que siguen provocando.
Sin dudas el cambio climático no es algo abstracto y lejano que podría afectar el futuro. Por el contrario, es el presente, y sus consecuencias materiales afectan la vida de ecosistemas enteros. Por lo cual, no podemos o no debemos batallar contra estas problemáticas como la de los incendios intencionales. Toda la rueda productiva debe ser considerada, y las ideas deben estar orientadas hacia soluciones que incluyan a todas las áreas del Estado.
En Argentina, el fuego se combate de dos maneras: con recursos humanos e hídricos una vez iniciadas las llamas, y también mediante penalizaciones para los involucrados en la provocación de los incendios. Los esfuerzos en el combate no son suficientes para garantizar la conservación de los recursos naturales y la fauna argentina. Los daños a la tierra provocados por incendios suelen ser de regeneración lenta y dificultosa, y los riesgos resultan en algunas localidades cada vez mayores. Por eso también es clave que se tomen cartas en el asunto contra quienes provocan de manera intencional estos incendios.
La política debe acompañar esa regeneración y asentar las prácticas y condiciones para lograr la restauración de nuestro patrimonio natural. Como remarca Marcelo Corti, “Es momento de que el sistema político reconozca la importancia de la problemática y comprenda que si continuamos en el camino que nos trajo hasta acá, no podemos esperar un final feliz”.
Las condiciones naturales son determinantes y actualmente más del 95% de los incendios son provocados por la actividad humana. La sequía generalizada, las altas temperaturas y el viento son factores decisivos para la propagación de las llamas en las zonas de riesgo del país. Por eso debemos poner todos los recursos a disposición para que exista una política sostenida para proteger la riqueza natural de nuestro país.
Es fundamental encontrar y juzgar a los responsables pero también alcanzar un acuerdo entre todos los actores políticos y sociales. Prevenir depende también de nosotros.
Fuente: Centro de Desarrollo Sustentable GEO de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.