La Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA), realizó un llamado a la comunidad y a las autoridades nacionales y provinciales ante los devastadores incendios que fallaron a Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa, Entre Ríos y otras provincias.
Según indicaron, las pérdidas de materiales se estiman ya en más de u$s50 millones y siguen subiendo día a día, con pronósticos climáticos que no aseguran lluvias abundantes a la brevedad.
BUENOS AIRES (22/2/2022).- La Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA), realizó un llamado a la comunidad ya las autoridades nacionales y provinciales ante los devastadores incendios que afectaron a Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa, Entre Ríos y otras provincias.
Según indicaron, las pérdidas de materiales se estiman ya en más de u$s50 millones y siguen subiendo día a día, con pronósticos climáticos que no aseguran lluvias abundantes a la brevedad.
La Federación reclamó que es momento de diseñar políticas públicas y mecanismos contra los incendios que permitan estar mejor preparados para otros eventos en el futuro y contar con el financiamiento y los recursos para poder llevar adelante los planes de acción.
«Es necesario y urgente un nuevo abordaje al drama de la sequía, los incendios forestales y el impacto del cambio climático en un sector que genera 100.000 empleos», indicaron.
«Las pérdidas materiales se estiman ya en más de 50 millones de dólares hasta el momento y siguen subiendo día a día, con pronósticos climáticos que no auguran lluvias abundantes a la brevedad. Pero, además de las pérdidas materiales, es imprescindible considerar el impacto de este desastre natural en la fuente de trabajo de la que dependen cientos de familias, empresas PyME y emprendimientos que viven de la actividad forestal y corren el riesgo de desaparecer», advirtieron.
Solamente considerando la producción silvícola, los empleos son miles. En una forestación de 1.000 hectáreas de pinos o eucaliptus en Corrientes trabajan decenas de personas en las tareas de preparación del terreno (tractoristas, afines), trituración, eliminación de material residual, control de hormigas, malezas, plantación, reposición, aplicación de herbicidas, podas -se realizan 3 o 4- que se realizan en forma manual con tijera electrónica o serrucho de poda.
«Muchos de sus dueños son pequeños o medianos productores que ven cómo se ha perdido su inversión de 20 o 30 años en una noche de fuego. Hoy, patrones y empleados están trabajando codo a codo con las precarias herramientas que tienen a mano en un intento desesperado por controlar el alcance de los daños», destacaron en el comunicado de prensa.
Con la misma urgencia, las familias necesitan ser reubicadas y la mayoría no cuenta con seguros contra incendios, cuyo costo es similar a las potenciales pérdidas por el fuego.
La producción de resina, un subsector que da trabajo a miles de personas en forma directa e indirecta y genera divisas para el país, podría sufrir una caída del 50% en la producción con el riesgo de que desaparezcan industrias PyMe. Se perdieron ya millones de plantas con el consiguiente impacto en menos empleo y producción.
«En estos momentos, es importante dejar de lado cualquier diferencia y empezar a trabajar en la reconstrucción del entramado productivo en un esfuerzo conjunto del Estado Nacional, provincias, municipios y el sector privado», fue el llamado realizado por la FAIMA.
«Necesitamos diseñar políticas públicas y mecanismos contra los incendios que permitan estar mejor preparados para otros eventos en el futuro, y que generen herramientas sostenibles en el tiempo, así como también contar con el financiamiento y los recursos necesarios para poder llevar adelante los planes de acción», señalaron.
Finalmente, reflexionaron que «el cambio climático llegó para quedarse y es tiempo de pensar en nuevas soluciones, incluyendo los alcances de las leyes que regulan la emergencia agropecuaria y que, tal como están redactadas, hoy en día no alcanzan a incluir a muchos damnificados por la sequía y los incendios».