Un estudio elaborado por científicos de Latinoamérica, Italia y España y que reproduce el portal de noticias La Angostura Digital, indica que el clima extremo “hace disminuir la producción de semillas e impide la regeneración de plantas jóvenes convirtiendo muchas áreas de su distribución en bosques fósiles”.
Fuente: LMNeuquén
Neuquén (21/08/2015).- Los bosques de araucarias están en peligro. Sobrevivieron millones de años desafiando los vaivenes de la naturaleza, pero ahora están amenazados por el cambio climático.
Un estudio elaborado por científicos de Latinoamérica, Italia y España y que reproduce el portal de noticias La Angostura Digital, indica que el clima extremo “hace disminuir la producción de semillas e impide la regeneración de plantas jóvenes convirtiendo muchas áreas de su distribución en bosques fósiles”.
Según el equipo de investigadores, “el cambio climático y los fenómenos asociados como El Niño están impidiendo la regeneración de los bosques de araucarias. Este fenómeno, que se inicia con el aumento de la temperatura de las aguas del océano Pacífico tropical, incide en el clima del norte patagónico ocasionando condiciones térmicas estivales que impactan en el crecimiento de las araucarias y la extensión del bosque”.
El portal indica que el peligro de envejecimiento y extinción de extensas zonas de estos bosques es latente. “Al cambio climático se añaden el uso de la tierra, los incendios forestales, la exposición de los árboles jóvenes a heladas fuera de estación y el hecho de que la variabilidad genética del espécimen condiciona su resistencia a los vientos fríos”, explica Patón.
El estudio de los anillos de crecimiento, gracias a la dendrocronología, los investigadores están determinando en qué grado el clima impacta sobre estos bosques. Esta ciencia estima los parámetros climáticos a partir del estudio de los anillos de crecimiento de los árboles, según informa el portal neuquino.
Así, si la distancia entre anillos es estrecha, indica sequía; si es más ancha, revela mayores precipitaciones. Los sistemas radiculares más acotados en las araucarias jóvenes manifiestan menor resistencia a períodos de calor y sequía, a diferencia de las araucarias más viejas.