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En las islas entrerrianas del Delta frente a San Pedro, San Nicolás y Rosario, y más al sur hasta la altura de Coronda y Diamante, el humo cubre las rutas y los campos constituyendo no sólo un alto riesgo para la seguridad y la vida de las personas, sino revelando los nuevos impactos destructivos del fuego en el Delta del Paraná.
Fuente: AIM Digital
BUENOS AIRES (20/7/2008).- Según publica el área de prensa de la fundación Proteger, “enormes nubes de humo provenientes de múltiples focos de incendios, algunos de ellos de gran magnitud, pueden verse a lo largo de 400 kilómetros, desde las afueras de Buenos Aires hasta la altura de Diamante, Entre Ríos, a todo lo largo de la ruta 9 y la autopista Rosario-Santa Fe. Las islas y humedales del Paraná, incluido el Delta –considerado un ecosistema único en mundo–, cumplen funciones irreemplazables como mitigar las inundaciones y sequías, regular el clima, purificar el agua, recargar los acuíferos, resguardar la biodiversidad y alimentar los ciclos de reproducción y desarrollo de la pesquería fluvial más importante del país –explicó Jorge Cappato, titular de la fundación y punto de referencia por los sitios Ramsar en Argentina. “No hay ningún derecho a destruirlas y a que la sociedad y el Estado sigan pagando los enormes costos de las malas prácticas, la irresponsabilidad y la absoluta insensibilidad de quienes provocan los incendios para que sus vacas –en una cantidad que el sistema no puede soportar–, pasten más cómodamente o para algún tipo de cultivo. Los ciudadanos no queremos que se degrade aún más nuestro ambiente y se atente contra nuestra seguridad; tampoco queremos pagar con nuestros impuestos el costo que se transfiere al Estado para apagar los incendios, movilizar gente o atender afectados en los hospitales, sin hablar de los impactos negativos sobre otras actividades económicas que también terminamos pagando los contribuyentes”, destacó finalmente. Fuente: fundación Proteger – amigos de la tierra