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¿Se cierra la polémica por Botnia?

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Fuente: Crítica Digital BUENOS AIRES (30/6/2008).- El conflicto que mantienen la Argentina y Uruguay comenzó tras la autorización del gobierno uruguayo a las pasteras Ence y Botnia para instalarse en su territorio, sobre las costas del río Uruguay, violando el estatuto que ambos países habían firmado en 1975. En julio de 2005, el grupo Botnia de Finlandia comenzó la instalación de la inmensa fábrica de celulosa a cuatro kilómetros de la ciudad de Fray Bentos. Esto generó fricciones entre los representantes de los gobiernos de ambos países: pedidos de suspensión de obras, acusaciones cruzadas y movilizaciones. Después muchas idas y venidas, en 2006 comenzaron los cortes de la ruta 136 por parte de la Asamblea Ambientalista. Este grupo de vecinos de Gualeguaychú fue el principal protagonista de la lucha contra la instalación de la papelera. Ese mismo año, el tema llegó a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Aun así, se siguió adelanté con el proyecto. Entre las protestas y cortes de los principales puentes que unen a nuestro país con el Uruguay, Botnia empezó a funcionar el 10 de noviembre del año pasado. El informe “Técnicos de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) de Uruguay entregarán en los Estados Unidos un informe a los abogados que preparan la dúplica oriental que se elevará ante La Haya, que sostiene que la planta de Botnia de Fray Bentos no contamina. El informe fue elaborado por un programa de Naciones Unidas a pedido del presidente Tabaré Vázquez, según informó el diario El País, que señaló a la vez que en la Argentina no se han procesado estudios sobre el efecto de la pastera en el río Uruguay, límite natural de ambas naciones y a cuya ribera, del lado oriental, está instalada la planta de celulosa.” Ámbito Financiero, del 17 de junio de 2008. “La contaminación se sentirá en tres o cuatro años” Esta pastera contamina. Está comprobado por todos los estudios técnicos de las personas que nos han brindado asesoramiento. Además, en el resto del mundo está comprobado que el sistema empleado por Botnia contamina irreversiblemente. Igualmente la planta está trabajando en un porcentaje menor a su capacidad, menos del 30%. La mayor contaminación está en el aire y no se mide. En el agua es acumulativa, así que hasta que no se ponga en funcionamiento real no se va saber cuánto va a contaminar. Recién se sentirá en tres o cuatro años. En el futuro tendremos los perjuicios en el agua. Por ejemplo, en el mar Báltico están prohibidos la pesca y el consumo de los productos de allí por la contaminación. Aquí no queremos que pase lo mismo. Hoy, la asamblea se junta todos los miércoles y domingos, porque la lucha continúa. Tenemos reuniones con el gobernador, con expertos, nos oponemos a que la Argentina venda madera al Uruguay. Entre otras acciones. La crisis con el campo nos sacó un poco de los medios pero nosotros no paramos de trabajar. José Gómez, miembro de la Asamblea de Gualeguaychú. La causa En marzo de 2008, el juez federal argentino Guillermo Quadrini citó a prestar declaración indagatoria a los directivos finlandeses y uruguayos de la pastera Botnia. Amparados en la legislación del Mercosur, los apoderados de la firma finlandesa decidieron contestar mediante exhortos las indagatorias ordenadas por el magistrado de Concepción del Uruguay. Los cuatro ejecutivos de Botnia están acusados de tentativa de contaminación ambiental. “Afectará la vida en el río” La industria de la celulosa es contaminante por sus efluentes líquidos y por sus gases. Por la regulación europea se cierran plantas, no se abre ninguna nueva y entonces vienen a instalarse en nuestra región. El golfo de Finlandia en el mar Báltico está sin oxígeno por la contaminación química y bioquímica según las autoridades finlandesas y rusas. Botnia, en violación del Estatuto del Río Uruguay, se ha ubicado mal por la proximidad de las poblaciones y porque el modesto caudal del río Uruguay no puede recibir la contaminación. La autoridad uruguaya consiente que operarios y supervisores de Botnia ejerzan el control ambiental interno, lo que permite encubrir irregularidades. El débil control externo uruguayo llegará sin capacidad para prevenir ni detener un mal funcionamiento. La CFI dijo que es muy caro reprocesar completamente el agua para volver a usarla, subestimando la salud de la población y la relación argentino-uruguaya. La contaminación afectará la vida en el río y desarrollará algas. Con los años veremos que los gases con contaminantes orgánicos envenenaron progresivamente la producción primaria y su contenido de azufre acidificó el suelo. Raúl Estrada Oyuela, abogado y ex presidente del Comité para la Elaboración del Protocolo de Kioto. La lección que Botnia nos dejó El conflicto entre la Argentina y Uruguay se planteó en torno al incumplimiento de procedimientos fundamentales en el manejo del río Uruguay, no sólo en relación a las cláusulas de su Estatuto, sino también por aplicación de la normativa internacional y propia de cada uno de los Estados. En este sentido, la falta de un procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental binacional en el momento oportuno, en el marco de una Evaluación Ambiental Estratégica, con la necesaria instancia de participación ciudadana de las poblaciones de ambas márgenes, contribuyó aún más a la escalada del conflicto actual. Quizás debamos preguntarnos no sólo si Botnia va a contaminar o no, sino también si en base a esta experiencia no debiéramos trabajar hacia adentro de nuestro país y con los países de la región en la profundización de evaluaciones estratégicas y procedimientos de evaluación ambiental que involucren a los distintos Estados y sus poblaciones, para evitar que otros emprendimientos se impongan en forma unilateral sin una estrategia integrada regional. Mientras se espera una decisión de fondo en la Corte Internacional de la Haya por este tema, sería entonces preciso plantearse si hemos aprendido la lección en torno a nuestra política ambiental doméstica e internacional. María Eugenia Di Paola, directora ejecutiva de FARN. “Es una planta moderna y sin problemas de efluentes” El conflicto entre la Argentina y Uruguay por la instalación de la planta de Botnia en Fray Bentos tiene varias aristas, pero me centraré en la tecnológica y en la percepción social del tema. Desde el punto de vista tecnológico la planta de Botnia es de punta; tiene los últimos avances técnicos disponibles en el área productiva y en el área de efluentes para su producto: la pasta kraft blanqueada de fibra corta. Cada planta nueva es mejor técnica y ecológicamente que las anteriores porque utiliza mejor los insumos y el agua. Creo que no es discutible si se va a producir o no papel o sus insumos porque como sociedad decidimos utilizar el papel. El tema debe centrarse en cómo producirlo de la manera más eficiente desde lo técnico, lo económico y lo ambiental. Podemos decidir consumir papel y no producirlo en la Argentina, importando lo que necesitemos. Yendo un paso más adelante, podemos exigir que los países vecinos no fabriquen papel, pero ahí el tema es más complicado porque es una decisión soberana de cada nación, siempre y cuando ese hecho no nos afecte. De hecho, Brasil y Chile son importantes jugadores mundiales en la industria sectorial, con crecientes inversiones, y Uruguay va en camino de serlo. Como profesional del sector tengo el deber de informar a la población acerca de la realidad y la técnica del sector. En ese sentido, se advierte que, con los sucesivos hechos que tomaron estado público, el posicionamiento de la industria frente a la sociedad es malo. Sucesivamente aparecieron los temas de Botnia, de Benfide (que maneja una fábrica en la provincia de Misiones), de Arauco en Valdivia (Chile) y de Papel Prensa. Para la gente no especialista en el sector pueden ser temas equivalentes que confirman el impacto ambiental negativo del sector celulósico-papelero, pero son muy diferentes. Como fuera dicho, Botnia es una planta moderna y sin problemas de efluentes, de acuerdo con estudios de Green Cross y, más recientemente, de la ONU. La fábrica de la Arauco en Valdivia fue sospechada de haber sido la causante de la muerte y emigración de cisnes de cuello negro del humedal del río Cruces. Un estudio reciente de la Universidad de Chile, supervisado por Ramsar (organización mundial para el cuidado de humedales) y realizado por el PhD en Oceanografía Víctor Marín, pone en duda esa hipótesis y postula que el problema fue la disminución natural del luchecillo, alimento para los cisnes de cuello negro. Papel Prensa es una planta industrial de 1978 que ha sido mejorada con el tiempo y que tiene un proceso industrial más sencillo y de menor escala que las dos anteriores. Tiene problemas en sus efluentes; en especial, en la demanda química de oxígeno (DQO) que se está analizando técnicamente cómo solucionar en la Universidad Nacional de Misiones, pero no tiene efectos tóxicos. Benfide maneja una vieja planta de celulosa al sulfito en la provincia de Misiones que tiene enormes problemas ambientales, que fue clausurada por las autoridades provinciales y que fue vuelta a abrir por la presión de su comunidad. En estos momentos se abre la posibilidad de que esta situación, molesta para el sector y para la sociedad, se solucione con el aporte de inversiones significativas, devolviendo rentabilidad y viabilidad ambiental a la empresa. ¿Debe pensarse, entonces, que la Argentina debe abstenerse de incrementar su producción de celulosa y papel? Obviamente, es una posibilidad, pero debe tenerse en cuenta que la Argentina es, al igual que sus países vecinos, uno de los lugares del mundo donde se pueden elaborar productos forestoindustriales con mayor eficiencia. También debe considerarse que las fábricas de celulosa son quienes consumen el residuo de otras industrias, como las del aserradero, para convertirlos en papel o en bioenergía, lo que de otro modo sería un residuo por eliminar. Por último, la forestoindustria es la base de algunas economías regionales lo que trae desarrollo y empleo a sus habitantes sobre la base no sólo de la industria sino también de bosques implantados. Éstos, a su vez, absorben dióxido de carbono, combatiendo el problema de calentamiento global. En suma, se puede afirmar técnicamente que este sector, con la tecnología actual, no es dañino para el medio ambiente y que la Argentina y la región tienen enormes ventajas competitivas para elaborar este tipo de bienes. Es responsabilidad de todos tratar estos temas con información y seriedad para seguir construyendo sanamente nuestra nación. Gustavo Daniel Braier, MSc. Forestry Universidad de Toronto y coordinador de Ambiente y Desarrollo.

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