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La industria forestal dice que la clave es el control

El caso de las papeleras

Los empresarios apoyaron el fallo de La Haya

Fuente: La Nación

BUENOS AIRES (14/7/2006).- La Asociación Forestal Argentina (AFOA) expresó su «tranquilidad» respecto del fallo del tribunal de La Haya, que respalda el avance de la construcción de las plantas de celulosa en Fray Bentos, y consideró que la clave para evitar la contaminación ambiental está en ejercer correctamente el control. «La decisión era previsible. Lo importante es tener presentes las normas uruguayas y argentinas y aun las europeas (mucho más exigentes) que las plantas se comprometieron a cumplir. Nosotros pensamos que las fábricas sí deben instalarse, y después debemos controlar que se cumplan estas normas con una comisión binacional. Si se controla, no habría que preocuparse», dijo el presidente de AFOA y directivo de Papel Prensa, Manuel Climent. En una conferencia de prensa virtual organizada por el Círculo Argentino de Periodistas Agrarios, horas después de conocerse el fallo de La Haya, tanto Climent como Claudia Peirano, directora de AFOA, y Adrián Lerer, vicepresidente de la entidad y directivo de Alto Paraná, negaron que las papeleras fueran a provocar un daño ambiental. «Si se respetan las normas y se controla el tratamiento de efluentes, no hay de qué preocuparse», coincidieron. «La tecnología que se va a usar en las plantas es la más moderna, la Libre de Cloro Elemental (ECF por sus siglas en inglés), que es amigable con el medio ambiente», dijo Lerer. Clement añadió: «Hay un mito que dice que estas empresas vienen acá porque pueden contaminar. Vienen por las ventajas comparativas y condiciones productivas extraordinarias, como los bajos costos de producción». Para el presidente de AFOA, lo que seguirá a continuación del fallo es una negociación entre los dos países: «No se puede volver al litigio. Debemos trabajar con Uruguay y con la gente de Gualeguaychú para dominar esta situación». Peirano consideró que La Haya «fue muy clara», al decir que «no se demostró que las papeleras fueran a producir un daño irreversible

Fuente: La Nación

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