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En el caso de la ampliación de Santa Fe, la empresa anunció que invirtió US$ 60 millones en el área ambiental, que incluye la incorporación de tratamiento secundario las descargas. CHILE (10/7/2006).- Hasta ahora la acción de los ambientalistas se ha centrado en las plantas de celulosa controladas por Celco. Lo más reciente fue la protesta que realizó Greenpeace el mes pasado en Nueva Aldea, la fábrica que el grupo Angelini construyó en la VIII Región. La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), pese a ser el segundo mayor actor forestal, se ha salvado de la ofensiva verde. Fuentes de la industria señalan que la Papelera ha evitado inteligentemente estar en el ojo del huracán porque, a diferencia de Celco, optó por no levantar nuevas plantas, sino que ha ampliado las ya existentes como Santa Fe y Laja. Ambas vierten sus desechos al río Biobío y -según trascendió en fuentes ligadas a grupos ambientalistas- están siendo observadas de cerca por grupos como Greenpeace, que ha tomado el tema celulosa como uno de sus focos de acción. En el caso de la ampliación de Santa Fe, la empresa anunció que invirtió US$ 60 millones en el área ambiental, que incluye la incorporación de tratamiento secundario las descargas. Fuente: El Mercurio
