Últimas noticias

Opinión

La hormiga cortadora se lleva el 75 por ciento del gasto en combate de plagas

Es la que mayor daño produce por su difícil control

Representa una amenaza en todas las etapas de desarrollo de la plantación. El género de mayor presencia en la región es el Atta. Puede ocasionar un ciento por ciento de pérdidas. El método más común utilizado para su combate es el cebo granulado.

Fuente: Revista ArgentinaForestal N°22

MISIONES (28/9/2005).- “El manejo integrado de plagas (MIP) es una filosofía que procura preservar e incrementar los factores de mortalidad natural, a través del uso integrado de todas las técnicas de combate posibles, seleccionadas en base a parámetros económicos, ecológicos y sociales”, definió Ronald Zanetti, doctor en entomología y profesor de la Universidad Federal de Lavras (Brasil), uno de los especialistas más citados en los trabajos de investigadores de la región, y uno de los disertantes más importantes que participaron de las Jornadas de Protección Forestal realizadas en Eldorado. Entre las plagas, la de mayor significancia para el forestador es la hormiga cortadora, dado su difícil combate y control, debido a que habitan en nidos subterráneos y a que representan una amenaza en todas las etapas de desarrollo de la planta. Para Hernán Patzer, de Alto Paraná SA e integrante del Consorcio de Protección Forestal de Iguazú, en coincidencia con Zanetti, el control de hormigas “es una actividad cuya meta es mantener a la plaga en niveles de infestación con daños de bajo impacto económico, ecológico y social”. Si bien el brasileño se refirió en su disertación a los daños ocasionados por las hormigas cortadoras en Brasil y explicó los distintos métodos de control, Patzer hizo lo propio a nivel local, quedando claro que las diferencias en estos dos aspectos son muy escasas. Para Zanetti, las hormigas cortadoras son consideradas las plagas más importantes en las plantaciones forestales, causando considerables perjuicios, debido a que sus ataques a las plantas son intensos y constantes en todas las fases de su desarrollo, siendo responsables (las hormigas) de más del 75 por ciento de los costos y del tiempo total invertido en el control de plagas por parte de las empresas. Asimismo, sostuvo que el control de hormigas representa una inversión del 30 por ciento del costo total de la forestación al final del tercer ciclo, aunque aclaró que en la actualidad, con los avances tecnológicos y científicos, estos costos se redujeron. negrita/Características y daños/negrita Patzer describió que en la región hay dos grupos de hormigas cortadoras perfectamente definidos, las que pertenecen al género Atta, que son las que más abundan y que habitan en nidos grandes y profundos de hasta seis metros bajo tierra; y las del género Acromyrmex, que se encuentran en nidos menos visibles, generalmente ocultos bajo vegetación y a escasa profundidad. “El potencial de daño de esta plaga es altamente significativo, y en caso de no ser controlado puede generar grandes pérdidas, que pueden alcanzar hasta el ciento por ciento en plantaciones nuevas, y el diez por ciento en bosques maduros”, remarcó. Por su parte, Zanetti explicó que los perjuicios ocasionados por estas hormigas no se limitan sólo a los gastos para su control, sino que incluyen los productos químicos y la mano de obra, y su no control o manejo ineficiente produce costos mayores, dado que las hormigas reducen la producción de material leñoso y dejan a las plantas sin defensas y, por ende, más susceptibles al ataque de otras plagas o enfermedades. En ese sentido, agregó que los daños causados por las hormigas cortadoras son mayores en plantíos de uno a tres años de edad, produciendo el desfoliamiento, con lo cual se retrasa el crecimiento del árbol; pero si esto se produce dos veces consecutivas en la misma planta, como es frecuente, conlleva la muerte de la misma. Es que, de acuerdo al especialista, “para poder mantenerse, un hormiguero adulto necesita una tonelada de hojas, es decir ochenta árboles, por año”. Sin embargo, el brasileño fue muy claro al señalar que el manejo integrado de las hormigas cortadoras se basa “en mantener los índices de infestación en las áreas forestadas por debajo del nivel considerado como causante de daño económico, no siendo necesario por lo tanto, promover la erradicación de todos los hormigueros en esas áreas”, y enfatizó en la importancia de mantener monitoreadas las poblaciones de esta plaga para su correcto manejo y control. Asimismo, señaló que la incidencia de las hormigas cortadoras en áreas implantadas llevó a intensificar la búsqueda de productos y métodos de control más eficientes, con una reducción en su costo y menor impacto sobre el ambiente. Para lograr mayor eficacia -continúa Zanetti-, es necesario obtener información sobre el desarrollo poblacional de los hormigueros en el predio forestal o a forestar, planos de ubicación, seguimiento para evaluación de comportamiento y, así, seleccionar el tipo de manejo a implementar -técnicas que en la actualidad se realizan con sistemas SIG-GPS. De todas maneras, hace la salvedad de que la mayor dificultad para establecer procedimientos eficaces es el tiempo que se requiere para testear, en campo, las formas y los tamaños que los hormigueros pueden presentar. Tal como posteriormente explicaría Patzer, por ejemplo en el caso del género Atta, puede ser fácil determinar la superficie del nido por la tierra suelta que se encuentra a su alrededor (pudiendo superar los cien metros cuadrados), pero resulta muy complejo poder establecer la profundidad de los mismos. El especialista brasileño explicó que aún se están investigando métodos para poder determinar la cantidad de colonias en un área dada y sus tamaños; en tanto, uno de los utilizados es aquel por el cual primero se detectan los focos de árboles damnificados, seleccionando aquellas parcelas en que el perjuicio es más intenso; de esta forma se registran las zonas donde hay mayor cantidad de árboles y más afectados, que es donde se encuentran las colonias más grandes y la mayor cantidad de hormigueros, y se los mide, para luego determinar la intervención que se hará en el área. Sin embargo, el método más frecuente para cuantificar la población de estos insectos es el de seleccionar parcelas aleatorias en el área, las cuales son marcadas con un tamaño fijo determinado, y contar el número de hormigueros (y su respectivo tamaño) por hectárea, lo que permitirá estimar la densidad de la plaga en esa área. De acuerdo a las estimaciones de Zanetti, el tamaño óptimo de parcelas, tanto para representar el área como la densidad de los hormigueros, es de 840 metros cuadrados cada tres o seis hectáreas, lo cual tendría un margen de error de entre el 5 y 10 por ciento; esto permite priorizar el área a ser combatida, la cantidad y tipo de agroquímico a utilizar, el rendimiento y, por ende, la cantidad de personas necesarias para realizar el trabajo. negrita/Estrategias de control/negrita En su exposición, Zanetti se refirió a los distintos métodos de control de las hormigas cortadoras, mencionando en primer lugar los estudios realizados en Brasil con distintas especies de Eucalyptus, de manera tal de determinar las esencias forestales más resistentes; de esta forma, se concluyó que el aceite esencial de E. maculata es el que más afecta a la biología de esta plaga, dado que posee β (beta)-endesmol, que es una sustancia capaz de causar agresividad entre las hormigas obreras de una misma colonia cuando es aplicado sobre ellas. Así, también se llegó al resultado de que Eucalyptus maculata y E. deanei fueron los más resistentes al ataque de estos insectos, al igual que E. nesophila, y en menor medida E. dunii, E. pilularis y E. propinqua. El método de control mecánico es uno de los más costosos y, por eso, menos utilizado. En realidad es practicado en forestaciones pequeñas, donde se cava a mano el hormiguero para localizar a la reina y matarla; para realizar este trabajo es necesario contar con aproximadamente un hombre por hectárea por día. Asimismo, se pueden utilizar tiras plásticas cubiertas con grasa o vaselina, conos de plástico firmes y lisos, o tiras de papel aluminio fijadas alrededor del tronco de los árboles; a su vez, los mismos deben ser revisados periódicamente a fines de realizar las reparaciones necesarias para garantizar su eficacia. Esto resulta muy efectivo para evitar que las hormigas dañen la copa de los árboles. En cuanto a los métodos culturales, se refirió a la utilización de plantas tóxicas como el gergelim (sésamo), que posee como principio activo la sesamina, cuya aplicación es en semillas a granel, y que está siendo objeto de estudios universitarios en el Brasil para su formulación en cebos, con una dosificación de 40 gramos para un hormiguero pequeño. Otros cultivos que se pueden alternar en forestación para recudir la afectación de las hormigas, pueden ser el mamón y la batata dulce, dado que pueden servir como alimento alternativo capaz de producir un efecto tóxico o repelente para la plaga. negrita/Control biológico/negrita Respecto al control biológico, Zanetti comentó que están siendo investigados para el combate de las hormigas cortadoras, algunos hongos entomopatogénicos, destacando el Metarhizium anisopliae y el Beauveria bassiana. El especialista remarcó que los estudios en laboratorio han tenido una alta efectividad, especialmente en el control del género Acromyrmex, con una eficacia de hasta el 70 por ciento; sin embargo reconoció que en campo los resultados fueron bastante malos. Por otra parte, destacó la importancia de tener fajas de bosques nativos entre los cultivos de especies implantadas, para obtener una mayor presencia de mamíferos, aves y otros animales depredadores de hormigas, los cuales son efectivos para el control de las hormigas y reducción de formación de nuevas colonias. Esto permite disminuir la densidad de los nidos en hasta un 11 por ciento, y genera un 15 por ciento de ahorro en el costo de combate. Posteriormente, explicó que la táctica más empleada es el control químico a través del manejo integrado de plagas (MIP), y que puede ser utilizado de tres maneras: hormiguicida granulado, termonebulización y polvo seco. negrita/Control químico/negrita Uno de los métodos más comunes en el control químico de la hormiga cortadora es la aplicación de hormiguicida granulado, cuyo principal componente activo es la sulfluramida o fipronil, siendo ésta la forma más práctica y económica para el combate y manejo de la plaga. Estos granos son transportados por las obreras hasta el interior del nido. Sin embargo, el empleo de este sistema requiere de muchos cuidados especiales. En principio, el cebo o el veneno granulado no deben almacenarse en lugares húmedos, y su aplicación debe hacerse en días soleados y en terreno sin humedad, nunca después de una lluvia, así como debe cuidarse que no se contamine con otro olor, lo cual puede suceder incluso al contacto con la mano del hombre. Zanetti remarcó que hay estudios que demuestran que para la aplicación de estos venenos es necesario que pasen al menos seis días de la última lluvia. Para su utilización, la medida recomendada oscila entre los 6 y 10 gramos por metro cuadrado que mida el hormiguero (lo cual se calcula a partir de la tierra suelta que hay alrededor). En tanto que, para aumentar la velocidad de transporte, el hormiguicida debe ser colocado a unos veinte centímetros de las bocas del hormiguero y de los caminos activos, quedando claro que nunca debe colocarse sobre el camino o el orificio del hormiguero. Este sistema mata al hormiguero en forma lenta, en alrededor de cuarenta días después de su aplicación, pero paraliza la actividad de corte de las hormigas entre los tres y seis días posteriores a su utilización. Pero el método más eficaz en el combate de este insecto es la termonebulización, con un 99 por ciento de efectividad, aunque no es el más empleado dado su alto costo, ya que representa –al menos en el Brasil- el 5 por ciento de las operaciones totales de control de hormigas en forestaciones, lo que significa alrededor de 84 dólares por hectárea; además de las cuestiones ambientales, dado que su principio activo es el clorpirifós, ingrediente altamente tóxico. Para su aplicación, el clorpirifós es mezclado con querosene o gasoil en un termonebulizador, que calienta el producto vaporizándolo, esto es introducido en el hormiguero por un tiempo determinado para garantizar la muerte del mismo. De acuerdo a las apreciaciones de Patzer, en hormigueros de hasta 50 metros cuadrados el tiempo mínimo de insuflado con este vapor debe ser de cuarenta minutos, se aplica a saturación, y cuando el vapor sale por los orificios del nido estos deben ir siendo tapados. Por lo general, el termonebulizado se usa para hormigueros grandes y en acciones de combate inicial de la plaga o en periodos lluviosos. Este producto debe ser aplicado con sumo cuidado, evitando la exposición de los operarios, para lo que es fundamental también tener determinada la dirección del viento, dado que es sumamente tóxico para el hombre. En cuanto al polvo seco, es un método barato y de fácil aplicación, es utilizado generalmente en el combate post-plantación, para hormigueros pequeños (de hasta cinco metros cuadrados). Su principio activo es la deltametrina, y su efecto paraliza de inmediato la actividad de corte de los insectos. El polvo se aplica directamente sobre el hormiguero en días secos, dado que cuando el suelo está mojado se dificulta la penetración del insecticida al interior del nido, siendo la dosificación recomendada de 5 gramos por metro cuadrado de hormiguero, y colocándose el polvo en al menos tres orificios activos del nido. negrita/Etapas del control químico/negrita En plantaciones nuevas, Zanetti recomienda dos combates antes de la plantación y uno después, con noventa días intermedio. El primer control es para hormigueros grandes, sesenta días después de hacer la limpieza; se espera unos treinta días más para efectuar el segundo combate, localizando las colonias de Atta y Acromyrmex; se realizan los mismos pasos intermedios antes del tercer combate. Luego, para su mantenimiento, se hace un nuevo combate después de unos dos años de desarrollo; en esta fase, los controles se producen entre una y dos veces al año, realizando muestreos previos de la infestación. En estos casos, el método más utilizado es el de cebo granulado, por lo cual debe ser aplicado en la temporada seca del año. Más información en la Revista N°22 de ArgentinaForestal.com

Fuente: Revista ArgentinaForestal N°22

Artículos relacionados