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¿Y los bosques? Primera parte de la columna del ingeniero Mario Elizondo

Mario Elizondo. Ingeniero Forestal (MPN Nº 22), analiza sobre la situación de la ingeniería forestal en el ámbito institucional, gremial o individual. «En mi opinión, muchos han perdido el rumbo»

 

BUENOS AIRES (Agosto 2024).- Bajo este amplio título y con un extenso texto introductorio, la UBA organizó en Buenos Aires una mesa redonda en el marco del “Congreso de la Tierra: Ecología, Sociedad, Política”. El evento se llevó a cabo el 1 de julio de 2024 en la Facultad de Ciencias Sociales. La mesa redonda se desarrolló con el siguiente título:

MESA 32 | EL ROL DEL ESTADO EN LA GESTIÓN DEL AMBIENTE: LOS BOSQUES
Modalidad de Funcionamiento: Presencial. Lunes 01/07 – 14:00-19:00 HS. Aula HU03
Coordinadores: Dr. Luis Chauchard (APN – UNCOMA) y Dr. Javier Grosfeld (CONICET)

El texto presentado en cursiva, entrecomillado y con un lenguaje inclusivo cuestionable, ya sugiere una falta de seriedad. He resaltado en amarillo los aspectos que considero más problemáticos:

“En las últimas tres décadas viene creciendo la alarma por el calentamiento global y los esfuerzos por moderar los impactos antrópicos en este escenario de Cambio Climático. Se especula la imposibilidad de alcanzar la meta que la temperatura media no incremente 1,5°C respecto de la época pre-industrial. Los esfuerzos internacionales están orientados por un lado a promover el financiamiento de proyectos localizados que reduzcan o remuevan Gases Efectos Invernaderos y por el otro, a que los países adopten medidas de políticas públicas comprometidas con los compromisos adquiridos a nivel internacional. En este cuadro, el rol del Estado es fundamental, en el plano político, fomentando direccionamientos, lineamientos y regulaciones tendientes a la disminución de emisiones global del país y en el plano del desarrollo, promoviendo, a partir de estas políticas públicas, modelos de usos sostenibles de la tierra. Aquí los bosques tienen un rol trascendental, al constituir uno de los principales sumideros de carbono y reservorio de biodiversidad del planeta. Los desafíos para los Estados son ¿diseñar los modelos sustentables de gestión de los bosques que tiendan al desarrollo de las regiones y del país, y mejorar el balance nacional de gases? ¿Existen estos modelos territoriales con un rol activo de fomento del Estado que sirvan de referencia? El Estado actúa a nivel internacional involucrándose en compromisos con otros países para considerar las salvaguardas de los procesos hacia el desarrollo, como así de sostenerlo para aquellos países que lo han alcanzado, nacional, definiendo las políticas públicas y las regulaciones necesarias tanto para promover el desarrollo como para cumplir con aquellos compromisos globales adquiridos y a nivel regional o subnacional, incorporando la planificación estratégica del uso de los territorios, potenciando los usos sustentables, la industrialización, con mercados fuertes de comercio. En este último nivel es que a través de los modelos de conservación y producción articulados se materializa el desarrollo.

Este texto tiene serios problemas de redacción y parece evidente la premura con la que fue escrito. Lo resaltado en amarillo refleja estos descuidos y coincide con la pobre infraestructura dispuesta para el evento: un aula con sillas desordenadas, un cañón llevado por el moderador, y la ausencia de una mesa, redonda o de cualquier forma. A pesar de esto, los referentes invitados expusieron ante unos 15 o 20 asistentes.

Lo que sigue a continuación es mi opinión sobre la situación de la ingeniería forestal en el ámbito institucional, gremial o individual. En mi opinión, muchos han perdido el rumbo.

Respecto a las exposiciones, la del ingeniero Daniel Somma fue prolija y fundamentada, aunque se nota que es un proyecto sostenido por el entusiasmo del profesional y los fondos que consiga. Sin embargo, en una región como el Delta, donde no hay nada significativo, su impacto será mínimo, especialmente comparado con las incongruencias y la pobre gestión del Estado en áreas críticas de nuestros bosques nativos.

Es en estas zonas donde urge una gestión clara e inmediata debido a la corrupción rampante que afecta a cientos de miles de hectáreas. Las denuncias por parte de organizaciones ambientalistas y la justicia apuntan directamente a funcionarios y usuarios del sistema de subsidios que, bajo actos de corrupción, están destruyendo nuestros bosques nativos.

La exposición del ingeniero Manuel Jaramillo aportó poco a la gestión de los bosques desde el Estado. Se centró en la actuación de la ONG que representa, en la biodiversidad, en especial la fauna, destacando el aumento de la población del yaguareté.

El ingeniero Felipe Cisneros habló de la necesidad de abordar los problemas forestales desde una perspectiva de cuencas, pero no aportó mucho más sobre la gestión estatal de los bosques.

El ingeniero Pablo Peri, del INTA, planteó que la ingeniería forestal, por sí sola, no es suficiente para manejar y mejorar los bosques, abogando por equipos interdisciplinarios. No comparto esta opinión. Desde mi punto de vista, los equipos interdisciplinarios sin un liderazgo claro y un objetivo central solo generan confusión y no logran avances en la gestión.

El manejo de Bosques Nativos con Ganadería Integrada (MBNGI), defendido por Peri, me parece un paso hacia la conversión de áreas boscosas en zonas de pastoreo financiadas bajo el pretexto de manejo forestal. Esto contradice la ley 26.331, que está destinada a la conservación de los bosques nativos, no a la incorporación de especies exóticas.

En lugar de estos complejos y mal definidos enfoques, como ingenieros forestales deberíamos concentrarnos en lo esencial: manejar y ordenar los bosques como primer paso.

Los equipos interdisciplinarios sin una conducción clara solo derivan en confusión. Si, aun con la gestión actual, estamos perdiendo 269,230 hectáreas al año, ¿qué sentido tiene complicar aún más las cosas? La ciencia forestal es suficiente para detener la destrucción de nuestros bosques, y sin estos, no habrá nada que preservar, ni biodiversidad, ni mejoras socioeconómicas. La ordenación forestal debe ser la primera medida para garantizar la persistencia del recurso; lo demás es secundario.

Todo plan de manejo debe cumplir con cuatro condiciones básicas:

-Debe ser simple en su enunciación.
-Debe tener un objetivo central claro (en este caso, el manejo de un bosque concreto en un lugar concreto).
-Debe ser estable en el tiempo.
-Debe ser perfectible.

La simplicidad en el enunciado permite que sea comprendido por todos los involucrados. Tener un objetivo central claro permite definir metas intermedias y dirigir las acciones hacia ese fin, subordinando las demás actividades.

En Argentina no hay experiencias significativas de manejo forestal sostenido en el tiempo. La afirmación del ingeniero Pérez Pardo de que ya hay 2.8 millones de hectáreas bajo manejo es, cuando menos, cuestionable. Durante años, la antigua SAyDS no recibía planes de manejo, limitándose a girar fondos a las provincias sin conocer los detalles de los planes.

El propio Pérez Pardo admitió que cuando asumió su cargo no sabía nada sobre bosques, lo que revela cómo se seleccionan los cargos en el Estado: la formación y el conocimiento no son requisitos.

¿Cómo se gestiona hoy el sistema? Hubo pocas respuestas a esta pregunta.

La “estabilidad temporal” parece contradecir la “perfectibilidad”, pero el manejo de bosques nativos requiere largos plazos, lo que justifica la posibilidad de perfeccionar los planes a medida que se implementan y se obtienen resultados. Un plan de manejo no se ejecuta en un año, sino en muchos, y la ley misma prevé la revisión y ajuste de los planes cada cinco años.

La ley designa a las provincias como autoridades locales de aplicación y a la Secretaría de Ambiente de la Nación como autoridad nacional. Sin embargo, en la práctica, la gestión es deficiente.

Con lo expuesto, no pretendo hacer docencia, sino simplemente desglosar algunos conceptos para que los legos puedan entender mejor qué significa manejar un bosque y cómo se está gestionando. Otros aspectos para analizar les propongo en una segunda parte!

Hasta la próxima!

 

 

Por Mario Elizondo.

Ingeniero Forestal (MPN Nº 22) 

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