En una tranquila laguna del Parque Nacional Islas de Santa Fe, florece una de las plantas acuáticas más emblemáticas de la región: el Irupé (Victoria Cruziana). Esta planta endémica, conocida por sus enormes hojas flotantes y sus flores que cambian de color, es nativa de las cuencas de los ríos Paraná y Paraguay, y fue inspiración de muchas leyendas a lo largo de los siglos.
SANTA FE (28/6/2024).- Con bellísimas imágenes fotográficas que fueron tomadas por el Patricio Carugatti, desde el Parque Nacional Islas de Santa Fe, compartieron información ambiental y cultural de la flor, un simbolo del patrimonio natural de la región.
Desde el parque compartieron la conmovedora leyenda guaraní sobre el Irupé, que habla de amor, sacrificio y transformación.

Dice la leyenda que Yasí-Rata nació en una maloca, rodeado de sus parientes en tierra guaraní, a orillas del río Paraná. Desde niño, creció feliz y soñador, pero fue en la adolescencia cuando su vida tomó un giro poético y trágico. Yasí-Rata se enamoró perdidamente de la luna, a la que consideraba la reina de la noche.
Todas las noches, Yasí-Rata se sentaba a orillas del río para contemplar a su amada luna. Cuando las nubes ocultaban su rostro, el joven se desesperaba, trepando a los árboles más altos con la esperanza de alcanzarla. Sus amigos se burlaban de él, pero su amor por la luna era inquebrantable.
Durante muchas lunas, Yasí-Rata buscó montes altos desde donde pudiera estar más cerca de la luna. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano. La desesperación lo llevó a abandonar su pueblo, caminando hacia el ocaso con la ilusión de abrazar a la luna cuando tocara el horizonte.
Después de una ardua marcha, Yasí-Rata se detuvo a la vera del río Paraná para refrescar sus pies ampollados. La noche lo sorprendió allí, y en el agua vio reflejada la imagen de su amada luna. Emocionado, se levantó para ver mejor y, sin pensarlo, se arrojó al río para alcanzarla. Pero al caer en las aguas, las imágenes desaparecieron y Yasí-Rata fue arrastrado por la corriente.
Tupá, el Dios bueno y generoso de los guaraníes, sintió una profunda compasión por el muchacho y decidió traerlo de nuevo a la tierra, transformado en una flor de Irupé. Las flores blancas del Irupé representan la pureza de Yasí-Rata, mientras que su transformación a rojo simboliza la ardiente pasión del joven.
Gracias a este generoso acto de Tupá, Yasí-Rata puede conversar con su amada luna todas las noches, y nunca más se separará de ella. Así, el joven recibió un premio eterno por su amor puro y desinteresado.
La historia del Irupé no solo embellece la flora del Parque Nacional Islas de Santa Fe, sino que también enriquece el patrimonio cultural de la región. Este cuento guaraní nos recuerda la conexión profunda entre la naturaleza y las emociones humanas, y cómo la flora local puede inspirar historias de amor y sacrificio que perduran en el tiempo.



