Las dos plantas cogeneradoras de la empresa forestal del Grupo Arauco, ubicadas en Puerto Esperanza y Puerto Piray (Misiones), representan el mayor proyecto de cogeneración de energía en base a biomasa forestal de todo el país. Directivos destacan que “Misiones ofrece un escenario único para el desarrollo de este tipo de proyectos de generación de energías renovables”. Según un estudio realizado por la firma en 2009, la disponibilidad de biomasa de origen industrial (residuos de la industria de transformación de la madera) en la región de Misiones y norte de Corrientes alcanzaría unas 850.000 toneladas/año, mientras que la biomasa forestal primaria (sub-productos de la cosecha forestal) rondaría las 300.000 toneladas/año.
BUENOS AIRES y MISIONES (12/08/2014).- Durante el primer semestre de 2014, con una generación de energía de 78 MW, Alto Paraná SA (empresa del Grupo Arauco) se autoabastece en sus operaciones industriales en Argentina, disminuyendo así la presión sobre el sistema eléctrico interconectado.
Los 78 MW de capacidad de generación de energía eléctrica de la firma representan un 65% de la máxima capacidad instalada de la represa Urugua-í establecida en 120 MW, en la zona norte de la provincia de Misiones. “Con sus dos plantas de cogeneración de energía eléctrica a partir del uso de biomasa forestal, Alto Paraná genera electricidad para abastecer sus operaciones y contribuir a reducir la presión sobre el Sistema Interconectado en beneficio de la comunidad”, destacaron desde la empresa.
Las dos plantas cogeneradoras de Alto Paraná, ubicadas en Puerto Esperanza y Puerto Piray, representan el mayor proyecto de cogeneración de energía en base a biomasa forestal de todo el país.
En línea con estudios realizados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, pos sus siglas en inglés) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Alto Paraná “es pionero en el desarrollo de este tipo de energía renovable y ambientalmente amigable en la Argentina”, aseveraron desde la compañía forestal.
Asimismo, consideraron que “Misiones ofrece un escenario único para el desarrollo de este tipo de proyectos de generación de energías renovables”.
Según un estudio realizado por la propia empresa en 2009, la disponibilidad de biomasa de origen industrial (residuos de la industria de transformación de la madera) en la región de Misiones y norte de Corrientes alcanzaría unas 850.000 toneladas/año, mientras que la biomasa forestal primaria (sub productos de la cosecha forestal) rondaría las 300.000 toneladas/año.
Al respecto, Ricardo Austin, gerente de Operaciones Forestales de APSA, señaló que “el uso de biomasa forestal e industrial como combustible para plantas de cogeneración, es una alternativa económica y ambientalmente viable, especialmente en la cuenca de mayor desarrollo foresto industrial del país”.
El abastecimiento de las cerca de 90.000 toneladas mensuales de biomasa para las dos plantas cogeneradoras se realiza a partir de fuentes propias y de terceros. Entre las fuentes propias destacan 20.000 toneladas mensuales de biomasa forestal primaria (50 % como chips o tronco leña y el restante 50 % como restos de cosecha triturados) y cerca de 45.000 toneladas/mes de biomasa propia de origen industrial (corteza y aserrín de las playas de madera de celulosa, MDF y aserradero Puerto Piray). Las restantes 25.000 toneladas/mes, son compradas a terceros. “Esto genera un aporte muy importante a la cadena productiva local, valorizando así un producto de descarte que de otra forma se quemaría a cielo abierto o bien se dispondría como basura. De esta forma se vuelcan cerca de 3.500.000 pesos por mes a la economía regional, entre la compra de producto a terceros y la contratación de servicios logísticos asociados”, precisó el directivo.
Esta fuente de energía no sólo implicaría un aporte a nivel social por liberar energía para otros usos, valorizar un producto de descarte disponible en la economía local, sino que además representa significativos aportes ambientales, por su carácter renovable; por el menor impacto ambiental respecto del combustible fósil, por su menor emisión de gases de efecto invernadero; y por el aporte a la disminución de riesgo de incendios forestales por reducir la cantidad de residuos combustibles en terreno.
Para Austin, la cuestión ambiental “no es un dato menor. De los residuos de cosecha solo aprovechan los fragmentos de ramas y copas, mientras que las hojas y el sistema radicular (raíces) quedan en el bosque a fin de conservar el balance de nutrientes”, concluyó.