Actores sociales de la provincia se movilizan para proteger y valorar estos ecosistemas naturales y mantienen una campaña a través del Grupo de Reflexión Rural para frenar el modelo de desarrollo forestal con grandes extensiones de monocultivo. Exponen la necesidad de avanzar en “otros modelos de producción en el territorio, como la agroecología, compatibles con los ecosistemas y los conocimientos locales”. Buscan así evitar la desaparición de lo que consideran el “verdadero patrimonio: los bosques y pastizales naturales, sus suelos, el agua, las culturas y tradiciones y la fauna nativa”.
CORRIENTES (2/7/2013).-El Movimiento “Paren con las Plantaciones Forestales, No son Bosques”, del Grupo de Reflexión Rural, inició a principios de 2012 en la provincia de Corrientes una campaña de concientización ambiental ante la expansión de monocultivos forestales, especialmente de pinos y eucaliptos, sobre los pastizales naturales. “Nuestros principales objetivos son informar a la opinión pública e instituciones sobre los impactos socio-ambientales del negocio forestal; visibilizar a los pastizales naturales como ecosistemas a proteger y valorar, y difundir otros modelos de producción en el territorio, como la agroecología, compatibles con los ecosistemas y los conocimientos locales”, señalan en un documento al que accedió ArgentinaForestal.com
En principio, exponen que “la industria forestal no se dedica a crear bosques” -en relación a especies nativas- sino que es “un negocio sustentado en el cultivo de árboles exóticos (pino y eucaliptos) que crecen rápidamente y que son talados en el menor plazo posible para producir madera. Para que sea rentable, las grandes fábricas necesitan plantar extensas superficies en forma de monocultivos”.
El Estado Argentino desde hace 30 años viene invirtiendo miles de millones de pesos en la promoción y subsidio del monocultivo de árboles y sus industrias asociadas, lo que es considerado por el Movimiento como la causa de “la extinción de nuestro verdadero patrimonio: los bosques y pastizales naturales, sus suelos, el agua, las culturas y tradiciones y la fauna nativa”.
Contexto nacional
Según datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, en el país hay 1.200.000 hectáreas de plantaciones forestales, árboles de rápido crecimiento, principalmente pinos, eucaliptos y álamos, entre otras especies. El 85% de las plantaciones de pino y eucalipto se concentra en la Mesopotamia, siendo Corrientes la provincia con mayor superficie, alrededor de 500 mil hectáreas, en segundo lugar Misiones con 365 mil y luego Entre Ríos con 150 mil hectáreas.
En Corrientes, la expansión forestal pasó de 4.000 hectáreas anuales en 1992 a 30 mil hectáreas anuales en 2011. De acuerdo a datos oficiales, las tierras aptas para forestar en la provincia son de 3.330.000 hectáreas, y las muy aptas 1.200.000. Para el 2020 estiman alcanzar 750.000 hectáreas forestadas.
Sin embargo, de los rollizos que se extraen, sólo se procesa el 30% dentro de la provincia, el resto se destinan a Misiones, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. Por esta razón, desde hace tiempo y de manera insistente intentan atraer inversores de capital intensivo para la radicación de grandes industrias, principalmente celulósicas. Por ejemplo, en octubre del año pasado funcionarios provinciales y empresarios del sector viajaron a Suecia y a Finlandia en busca de capitales extranjeros que se interesen en la instalación de una pastera en Corrientes.
Por otra parte, destacaron en el documento el cambio producido en el mercado internacional de pulpa y papel ante la creciente demanda: “desde 1960 se quintuplicó. Esto provocó el aumento de plantaciones forestales en aquellos países con grandes extensiones de tierra y un clima adecuado. Mientras el consumo mundial de la industria papelera en 1990 era de 238 millones de toneladas por año, en 2001 superaba los 323 millones. Según estadísticas de la FAO, el consumo global de papel en 2010 fue un 80% más alto que en 1990. Ahora, de la producción de papel, sólo 1/3 se usa para escribir o imprimir, la mayor parte se emplea para publicidad y la mitad del papel producido se emplea para embalaje. Y son los países de mayores ingresos los que más lo consumen: utilizan 57 veces más papel que los países de menores ingresos”.
Promoción forestal
En relación a la política de promoción a la actividad, el Estado nacional subsidia el monocultivo forestal a través de la Ley 25.080 de Inversiones para Bosques Cultivados prorrogada en 2009 por diez años mediante la Ley 26.432. “En Corrientes, desde el 2003 a la fecha, fueron 1.611 forestadores que recibieron unos 140 mil millones de pesos. En 2012 la provincia recibió unos 28 millones de pesos para 224 forestadores. Por otra parte, las empresas forestales, extranjeras o nacionales, poseen exención de impuestos, de ingresos brutos, estabilidad fiscal por 30 a 50 años y devolución anticipada del IVA, entre tantos otros beneficios fiscales”, enumeran como beneficios para el sector.
A su vez, desde el gobierno correntino crearon programas específicos para promover la actividad como capacitaciones para industrializar la madera. A través del Fondo de
Inversión para el Desarrollo de Corrientes y el Fondo de Desarrollo Industrial, se reintegra la parte de la inversión en innovación tecnológica, parte del salario mínimo vital y móvil de cada nuevo empleado, la tarifa eléctrica, gastos de traslado de la materia prima, subsidio de tasa hasta la mitad si es un crédito para comprar maquinaria, entre otros beneficios.
Desde el Movimiento sostienen en la campaña para frenar la plantaciones que “si el dinero que desde hace años mantiene y promueve el actual modelo forestal se hubiera invertido en subsidiar el uso responsable de los verdaderos bosques de la Argentina y sus industrias asociadas para producir madera diversa, de calidad y ajustada a nuestras verdaderas necesidades, éstos conservarían su potencial productivo en forma realmente sustentable”.
Misiones, un mal ejemplo
Desde el Movimiento exponen como ejemplo la realidad que muestran los pueblos de la región rodeados por grandes proyectos forestales, como es el caso de los municipios de la zona de Norte de Misiones donde se encuentra instalada una gran empresa chilena. Al respecto, en el documento señalaron que “aun cuando existan industrias que procesen la madera, no enmiendan el costo social y ambiental para los pueblos forestados como se observa en localidades de Misiones, provincia que cuenta con tres fábricas de pasta de celulosa, donde prevalece la pobreza, el desempleo, la destrucción de la biodiversidad, la concentración de tierras, la expulsión de comunidades indígenas y campesinas, la contaminación y las enfermedades”.
Agregaron que “donde avanzan las plantaciones forestales se afecta el ordenamiento territorial de los pueblos y parajes condicionando los usos del suelo. En los pueblos forestales los ciudadanos son conscientes del acaparamiento de tierras de estas empresas, de que utilizan agroquímicos que los perjudican, que bajan las napas de agua, que se destruyen caminos por el tránsito de camiones con rollizos y que aumenta las probabilidades de incendios”.
Acciones del Grupo
Una de las principales acciones realizadas por el Grupo de Reflexión Rural para la campaña “Paren con las Plantaciones Forestales: No son Bosques”, fue el documental “Cuando los árboles matan”, una producción audiovisual utilizada como herramienta de comunicación. Fue filmada y dirigida por el biólogo Marcelo Viñas entre el 2009 y el 2011, en Misiones y Corrientes. Allí, exponen su visión sobre la actividad y describen los impactos socio-ambientales que consideran son consecuencia del modelo forestal actual y toda su cadena. “Durante el trascurso de la película se desenmascaran los mitos que utiliza la industria forestal para justificar su expansión. Está disponible en internet y su distribución es libre y gratuita: www.arbolesquematan.com.ar”, señalaron en el documento de prensa.
Desde el inicio de sus actividades, el Grupo de Reflexión Rural se manifiesta como “implacables críticos del modelo agrario y extractivo basado en la exportación de materias primas como sojas y maíces transgénicos y minerales. Este modelo promueve la apropiación de los recursos naturales, la devastación de los ecosistemas y fuertes impactos sobre las poblaciones rurales”, sostienen.
En cuanto a la expansión de los monocultivos, el aumento del uso de agroquímicos y la creciente inseguridad alimentaria, “nos planteamos la necesidad de pensar nuevos modelos agrícolas para nuestro país. Para ello nos propusimos ser dinamizadores de redes nacionales como lo fue la Campaña Paren de Fumigar, la Red en Defensa del monte, el bosque y la selva; la Campaña Paren con las Plantaciones Forestales y la iniciativa Volver a la Tierra.”, concluyeron.