La problemática resurge cada año con mayor intensidad |
En los últimos diez años hubo 650 siniestros sobre más de dos mil hectáreas de campos con flora nativa. San Rafael y Alvear son los departamentos más afectados.
Fuente: Diario Los Andes
MENDOZA (14/01/2010).- Falta de humedad en el ambiente y un pronóstico que no ofrece demasiados augurios de lluvias para los próximos días, son sólo una parte de los factores que obligan a los mendocinos a extremar las precauciones para evitar incendios en las zonas de campo y montaña. La situación es aún más compleja en los sectores no irrigados de la provincia, que por su sequedad corren mayor peligro de verse atacados por las llamas. La problemática resurge cada año con mayor intensidad, cuando las altas temperaturas del verano y lo agreste del clima de Mendoza transforman la vegetación autóctona en un material altamente combustible. Sólo un repaso por los últimos diez años en la provincia muestra que en ese lapso se produjeron 648 incendios de magnitud que afectaron a 2.177 hectáreas de flora nativa. Como consecuencia de ello, la provincia perdió al menos 618 hectáreas de pastizales, 451 de matorrales y 244 de bosques nativos. Los datos corresponden al Plan Provincial de Manejo del Fuego, que comenzó a funcionar a nivel local desde el año 2000. De acuerdo a las estadísticas de esa área de Recursos Naturales, General Alvear y San Rafael han sido los departamentos donde hubo mayor cantidad de siniestros durante la década (296 y 149 respectivamente). Las cifras colocan a Mendoza (junto con La Pampa) dentro del mapa Nacional como las provincias más proclives a padecer esta clase de hechos. Por otra parte, los registros también muestran que el período más crítico fue el comprendido entre 2008 y 2009, cuando fue necesario mitigar 122 incendios que representaron una amenaza para la naturaleza. Las causas, si bien están relacionadas a factores naturales (sequedad del clima y por lo tanto de la vegetación, rayos y viento Zonda), en un 30 por ciento suelen estar ligadas a aspectos antrópicos, es decir, producidos por descuido o negligencia humana. Sin ir más lejos, el primer día de 2010 se quemaron 500 hectáreas de vegetación típica de Mendoza cuando las llamas se propagaron sobre el suroeste del Cerro de la Gloria, afectando además la franja Este del Cerro Arco. La causa del incidente fue el uso indebido de pirotecnia y para mitigar el incendio fue necesario realizar un complejo operativo que incluyó a personal de Bomberos, Recursos Naturales y Seguridad. A esto se sumó la puesta en marcha de dos helicópteros, un avión hidrante y varios camiones. Por estas jornadas, el índice de peligro meteorológico para incendios forestales indica un alerta que va de “muy alto” en la ciudad de Mendoza a “extremo” en Malargüe. En tanto, San Rafael y San Martín presentan un riesgo alto. Según manifestó Marcelo Mosiejchuk, coordinador regional del Plan Nacional de Fuego, la aparición de planes y programas de prevención y mitigación de siniestros en áreas forestales permitió avanzar en esta materia. Uno de los métodos consistió en la implementación de una reglamentación por la cual los propietarios de grandes zonas de terreno deben rodear su campo con una picada contra fuego (franjas de tierra libre de vegetación). Pero la obligación de cuidar el ecosistema local también es de todos los mendocinos. Es que en estas fechas de vacaciones, ir a comer un asado a la montaña el fin de semana puede ocasionar un desastre ecológico si no se toman todos los recaudos necesarios. Jarillales, pequeños montes de algarrobos, caldén y pastizales pueden arder en cuestión de segundos a raíz de un descuido. El viento Zonda, la resequedad del clima y el calor actúan como un verdadero caldo de cultivo para propagar el fuego. “En el pedemonte el problema es que hay mucha circulación de personas y el índice de peligro de incendio es muy alto o extremo”, advirtió Mosiejchuk. En este sentido, Daniel Gómez, director de Recursos Naturales de la provincia, coincidió que en esta época de poca humedad en el ambiente y sequía en los pastizales los recaudos deben ser extremos. “Sobre todo en las zonas del secano, un fósforo es un elemento de gran riesgo porque puede generar un incendio totalmente prevenible”, dijo el funcionario