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En el marco de la Feria Expocorma 2005, que se desarrolló la semana pasada en la Octava Región, empresarios del sector forestal advirtieron que el fuerte crecimiento que se proyecta para el país, en general, y para la industria, en particular, principalmente ligado a las plantaciones de eucalipto y pino, obligará a construir una nueva planta de celulosa en menos de diez años.
Fuente: Lignum
CHILE (17/11/2005).- El sector maderero está produciendo a máxima capacidad, lo que ha ido de la mano de medidas concretas para mejorar los rendimientos. La incorporación de dos nuevas plantas de celulosa (Nueva Aldea, en 2006, y Santa Fe, en Nacimiento, en 2007) permitirá enfrentar bien el auge del sector, pero la producción de madera “pulpable”, quedará al límite, especialmente la de pino, según advierten los inversionistas. La necesidad de una nueva planta procesadora no será inmediata, ya que se tienen que desarrollar las superficies de eucalipto plantadas, las que en promedio maduran en un lapso de casi 12 años. Aunque el sector privado sólo requerirá invertir en otra planta en ese plazo, es un hecho que el panorama y las exigencias para incursionar en ese tipo de proyectos cambiaron tras el caso Arauco. Pero como este tipo de planes se trabaja con mucha antelación, es necesario que el país defina si quiere ser una potencia mundial en el rubro forestal, con todos sus negocios derivados. Ante una pregunta como esa, la respuesta no puede ser otra que sí. Chile cuenta con claras ventajas competitivas en el negocio de la celulosa y dela madera, que deben ser aprovechadas al máximo. Nadie pretende ni discute que estas inversiones se hagan de espalda a las normativas vigentes y sin respeto por el medioambiente. Al contrario, debe haber un acato irrestricto a institucionalidad. Pero hay que tener cuidado, porque cada día crecen más las plantaciones en Uruguay, y hay una mayor inversión de empresas extranjeras en el negocio forestal en países como Brasil y Argentina. Para enfrentar adecuadamente este escenario de más competencia, el desafío -entre otras cosas- pasa por integrar a un mayor número de propietarios medianos y pequeños a actividades de reforestación, donde el Estado juega un papel clave a través de Conaf. Sin embargo, ese rol lo puede extender el Ejecutivo a apoyar al mismo sector en plantaciones productivas. Fuente: Diario Financiero